Haciendo honor a su mote, Ramón Ayala se convirtió en el rey absoluto en la fiesta cachanilla, al reunir a más de 40 mil personas en la Isla de las Estrellas el domingo 11 de octubre Con un espectacular lleno -calculan más de 40 mil-, el domingo 11 de octubre se vivió la clausura de las Fiestas del Sol en Mexicali, el encargado de congregar a tanta gente fue la figura del llamado “Rey del Acordeón”, Ramón Covarrubias Garza, mejor conocido como Ramón Ayala y sus Bravos del Norte. Cerca de las once de la noche, miles de mexicalenses se dieron cita para disfrutar el plato fuerte de la edición 40 de las Fiestas del Sol. El ir y venir de los vendedores de cerveza, la gente poco a poco acomodándose, las parejas acurrucadas o danzando con la música de banda que se escuchaba en el lugar, primero con Contraste Sierreño, luego Refuego Norteño, y posteriomente La Chicanora, un imitador de Paquita la del Barrio, amenizaron mientras llegaba la hora de presenciar al ídolo norteño. Entre luces multicolores, una mega pantalla, humo y el estruendo que marcó el inicio para la presentación del músico regiomontano que cumple 52 años de carrera artística, el lugar se volvió una gigantesca pista de baile. El seis veces nominado al Grammy Latino -ganado en cuatro ocasiones- y uno de los íconos vivos de la música popular mexicana, emergió tras el escenario enfundado en un traje azul y el clásico sombrero norteño. 
“Monterrey, Nuevo León, cuna de la música norteña, es testigo del nacimiento de un talento, una estrella que cumple 52 años de existencia”, se escucha por las poderosas bocinas a manera de presentación, donde se sintetiza musicalmente la trayectoria del reconocido artista: “La leyenda viviente que lo consagra como ícono indiscutible de nuestra música mexicana”, termina el resumen mientras que entre un griterío y éxtasis colectivo de parte de sus fanáticos, “El Rey del Acordeón” aparece frente a su público, al tiempo que cientos de manos, con los celulares encendidos, graban el singular momento. Ayala se acomoda el acordeón mientras el animador saluda, agradece a la gente y los incita a “prepararse para escuchar la mejor música de acordeón y bajo sexto”, preludio a un breve saludo del acordeonista, quien agradece ser parte de los 40 años de la Fiestas del Sol, y de inmediato suenan los acordes, “… la rama del mezquite, donde tú me esperabas, desde que tú te fuiste se comenzó a secar, sus hojas eran verdes y ya son amarillas, parece que comprende que yo estoy sin vida…”, acompañado por miles de entusiastas gargantas cachanillas, la mayoría provenientes del sector netamente popular. Luego viene la apoteosis colectiva cuando descubren el tema que se cantará, esa especie de música-puñalada, esa suerte de himno al desamor: “… clavado en este rincón, como tú clavaste a mi corazón, estos tragos que tomo yo, son pura tristeza y son mi dolor (…) tragos de amargo licor, que no me hacen olvidar y me siento como un cobarde, que hasta me pongo a llorar…”. Entre brindis, baile, aplausos, coros y disfrute, se vivió una fiesta musical por dos horas, en las que desfilaron temas como “La Jaula de Oro”, “Seis Rosas Amarillas”, “La Vecina me Puso el Dedo”, “La Miedosa”, entre otras más, todas ellas, parte del cancionero popular mexicano. La jornada sonora incluyó la presentación de Ramón Ayala hijo, quien interpretó junto con su padre un par de canciones, ante el beneplácito del público. Fue una noche completa, con un público acogedor, contento, con varias cervezas encima y cantando a coro con el carismático músico que con su sencillez y talento en la impecable ejecución de su acordeón, marcó un espectacular cierre, congregando a millares de fanáticos que disfrutaron la clausura de la edición 2015 de las fiestas cachanillas. Cabe mencionar que en ese mismo fin de semana los asistentes bailaron ska con Inspector el viernes 9 de octubre, y corearon los temas del Belinda el sábado 10, cuya convocatoria también fue multitudinaria. 
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