Apenas presentaba el Presupuesto de Ingresos y Egresos que el Gobierno de la República planea aplicar en México, cuando especialistas y algunos políticos ya estaban señalando al secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, como maquillista de números. De entrada porque dijo que el Presupuesto 2016 sería de 4.7 billones de pesos, y por necesidad, menor al de 2015, que según él, es de 4.8 billones de pesos. Pero se le pasó aclarar que el número que él está mencionado es gasto erogado, porque el que aprobaron originalmente los legisladores fue de 4.6 billones de pesos. Entonces, en números concretos, eso de la reducción es muy, pero muy relativo. La prensa nacional dio y sigue dando cuenta de las acusaciones de “falsa austeridad”, opinión compartida por Jorge Ramos Hernández, diputado por Tijuana, quien antes de enviar su comunicado a la prensa aseguró haber “analizado profundamente” su copia del presupuesto y reclamó que la Federación “requiere recurrir a deuda para solventar los gastos del siguiente ejercicio fiscal”. El documento plantea 535 mil millones de pesos en nueva deuda. Los señalamientos han sido varios: que existe aumento en los gastos personales, que no se redujeron los sueldos millonarios de la cúpula política en la que están enquistados legisladores, magistrados y secretarios. Es más, les subieron el salario a los jueces. Pero todavía había gente de fe que creía que tendrían un poco de vergüenza por los 2 millones de mexicanos que han sumado a las filas de la pobreza, y reducirían sus sueldos. Y no fue así. Es más, en la sede del Gobierno de la República ni siquiera pensaron en eliminar o mínimo reducir las onerosas prestaciones que tienen con costo al erario. De hecho, el presupuesto del Congreso crece en 2.1 por ciento y el del Poder Judicial en un 27%. Y como esos incrementos deben pegar en algún lado, decidieron bajar la inversión en, por ejemplo, Salud: 2 mil millones de pesos menos que el año pasado; Desarrollo Social, 8 mil millones de pesos menos; Educación, 6 mil millones de pesos menos. También achicaron los presupuestos de la Procuraduría General de la República, y la Secretaría de la Defensa Nacional. Asimismo, se afectan a la baja los presupuestos de pesca, en el sector agropecuario, y la inversión en vivienda, ciencia y tecnología, Y la lista sigue hasta sumar 221 mil millones de pesos por debajo del presupuesto que se tiene esperado ejercer a lo largo de 2015, no el que se aprobó. Los especialistas menos críticos refieren que la propuesta presupuestaria servirá cuando mucho para seguir flotando, pero no para mejorar las condiciones de los mexicanos, quienes con un peso devaluado, no verán más comida en sus mesas ni más dinero en sus bolsillos. A lo anterior habrá que agregar que tratándose de los dineros que la Federación cree que ingresarán a las arcas -y a las cajas registradoras de PEMEX, instancia que por cierto dejaron algo descobijada-, la apuesta es por situaciones deseables que tal vez sucedan, o no. Por ejemplo, que mejore el precio del petróleo, que haya buenos postores a todos los concursos en materia energética, que funcionen las Reformas Estructurales, o que al desregularizar la gasolina, esta baje de precio. Más allá de los reclamos públicos, la realidad constitucional es que el paquete económico presentado por la administración peñista todavía es sumamente perfectible, y para eso está en la cancha del Poder Legislativo, que tendría posibilidad de corregir las omisiones que consideren haya hecho el del Ejecutivo y hacer una mejor distribución del gasto. Finalmente, esa es una de las principales tareas para las que fueron electos, aunque la mayoría militen en el mismo partido del Presidente y ya hayan dejado en claro dónde está su corazón y, por ende, su voto. Es cuestión de tiempo para saber si los diputados federales de oposición, recién llegados al Congreso, tienen la capacidad de quitarle el disfraz al presupuesto de Peña Nieto y hacerlo realmente austero, para así trabajar por el bienestar de sus representados. Por lo pronto, los panistas que en menos de 24 horas leyeron, analizaron y criticaron el documento, no han hecho propuestas concretas para mejorarlo.