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sábado, octubre 19, 2024
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Marido apasionado

Una señora, medio dormida en su cama, escucha cuando llega su marido del trabajo y siente cómo él la acaricia suavemente, casi de manera furtiva, como recorriendo suavemente la periferia de su cuerpo. Ella siente cómo su cuerpo reacciona inmediatamente a las caricias. El marido toma sus manos y las recoge, mete una de sus manos por su espalda y llega atrevidamente hasta sus redondeces. En este momento, la señora está que arde, jadeante y deseosa. Entonces, sus piernas son abruptamente levantadas. La mujer siente que la pasión perdida por años ha regresado y le encanta sentir cómo su hombre apoya sobre ella todo su peso. La enerva sentir en su nuca el cálido aliento de su esposo. Ella se prepara, levanta las caderas; separa y flexiona sus piernas y se dispone a ser tomada, cuando de pronto el hombre suelta sus piernas, gira sobre sí mismo y se acomoda en su lado de la cama. Asombrada y respirando gordo, ella exclama: — ¡¿Qué pasó?! “Ya”, dice él. — ¡¿Ya qué, desgraciado?! “Duérmete, mi cielo. Ya encontré el control remoto de la tele”. Autor: Una esposa común.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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