Miguel Ángel Badiola Montaño es un soldado del Hipódromo Caliente. Su carrera pública ahí nació, ahí se ha mantenido y su desbordante fidelidad augura que ahí estará. En el imperio de casinos y apuestas, Badiola sirvió como director de relaciones públicas y actualmente, gracias a su bautismal grupo político, es presidente del Comité de Turismo y Convenciones de Tijuana (COTUCO). La esposa del publirrelacionista de Jorge Hank, Irma Elena Contreras, cobra en la Comisión Estatal de Derechos Humanos del Estado desde que el ex procurador Arnulfo de León Lavenant pensó que se congraciaría con la familia y con su grupo a cambio del cargo. Desde COTUCO, Badiola se candidatea para la alcaldía de Tijuana por el PRI, aunque en realidad su anhelo es, cuando menos, una diputación local; Contreras sigue en el órgano autónomo que procura la dignidad y los derechos. El matrimonio vive del cono de la abundancia y, ocasionalmente, de las rarezas, aquellas que dolorosamente contrastan con el país y con los que a ciegas pretenden representar. Así es, algunos gustos del matrimonio rozan en la extravagancia, por ejemplo, cuando exhiben en las redes sociales la coexistencia dentro de su vivienda con animales exóticos, un tigre, una pantera o monos de especies impensadas. Tal como en la moda que entre los multimillonarios jeques árabes impera, esa de presumirse con grandes felinos en casa, en la alberca o de paseo. Para ellos, los gatos domésticos son demasiado ordinarios, prefieren los felinos silvestres. No obstante, aquellos y estos, gatos al fin.
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