Cuarenta años debieron pasar para que Jorge Osuna Camacho se convenciera de que el Partido Revolucionario Institucional no era congruente con sus principios. Que está alejado de valores, que las políticas de sus gobiernos no responden a la realidad social. El apodo que tiene no es fortuito: “El Rey del Tamal” ha creado un emporio de producción y distribución de tamales, sobre todo en Estados Unidos. Un priista solo, sin grupo y últimamente muy crítico con las decisiones de su partido. Fue coordinador de gabinete en la administración de Jorge Hank, delegado municipal con Carlos Bustamante y desempleado político con Jorge Astiazarán. Anteriormente fue dirigente provisional del PRI en el Estado, y presidente en el Comité en Tijuana. Osuna Camacho golpeó la mesa, se levantó y, el jueves 2 de julio, anunció su renuncia irrevocable al tricolor.