No es por nada coincidencia que los afectos en nombres y apellidos de unos, terminen cobrando y costando en el Poder Judicial de todos. Hay que sacar lápiz para no perder detalle de lo que sucede en el partido judicial de Tijuana: Angélica Nila González es la Juez Octavo Civil, su esposo, Miguel Antonio Rojas Muñoz, despacha como secretario de Acuerdos en el Juzgado Primero de lo Familiar. La nómina alcanza para todos y la hermana de la juzgadora -y cuñada del secretario- también cobra como oficial administrativo del Juzgado Segundo de lo Civil. Maricarmen Nila González, la hermana, devenga 20 mil 386 pesos al mes, la juez tiene una remuneración de 61 mil 847 pesos, y el marido, el secretario de Acuerdos, 31 mil 520 más un incentivo trimestral de 14 mil 684 flacas monedas. El matrimonio Nila-Rojas mantiene una amistad entrañable con otra pareja del mundo de los pasillos y los acusados: empleados y abogados reconocen el compadrazgo de la juez y su esposo con Juan Carlos Ortega Veiga, el Juez Noveno de lo Civil y su… -sí, así es, también- esposa, Guadalupe Pérez Torales, secretaria de Acuerdos del Juzgado Séptimo Civil. Lo que levanta suspicacias es que los abogados, Juan Cruz y Lorenzo Pérez Torales, hermanos de la secretaria de Acuerdos y, en todo caso, cuñados de Ortega Veiga, litigan y alegan muy seguido en los Juzgados de los amores y conexos. Es decir, muy, pero muy seguido, los casos que representan los licenciados, terminan en los Juzgados de sus familiares y confianzas. Un momento… Tan solo que esta suerte de los abogados, Juan Cruz y Lorenzo, sea gracias a otro de sus hermanos, Irán Pérez Torales, oficial mayor del Poder Judicial en Tijuana, y responsable de hacer girar la ruleta que “aleatoriamente” reparte los casos. Qué maraña.