El crecimiento fue notorio y los cambios oportunos. Entre comida, playa, arte y música para todos los gustos, el festival “All My Friends” volvió a poner la balanza a su favor, en la segunda edición que cumple en Rosarito y la sexta desde su creación. Hace un año no quedó duda, la playa es el escenario perfecto del evento, y su aliado idóneo, la gastronomía de “La Baja”; por eso, durante el fin de semana pasado, dicha fórmula, añadiéndole mejoras, fue la línea a seguir en Sunio Beach Club, terreno en el hotel Castillos del Mar. Sin proyectos en la zona de alberca, pero con actividades de surf y yoga, esta vez el evento reubicó el área de comida en un espacio más grande, lo que derivó en una mejor oferta para los asistentes, quienes pudieron disfrutar de más de diez opciones culinarias que incluyeron las hamburguesas de pulpo de Máquina 65, los tacos de Kokopelli, la línea de cervezas de Insurgente, los noodles de WokTrok, el café de Sur a Norte o las cada vez más variadas recetas de La Brownie Girl. Manteniendo una palapa para la música electrónica y asignando otra para la venta de marcas locales y el mercado gastronómico, donde el protagonista fue el queso, el evento también repitió la experiencia de la Cocina Central, al contar con chefs invitados que demostraron su talento ante los treinta comensales de cada sesión que tuvieron. Mientras que la música con exponentes nacionales e internacionales se dio en dos escenarios: jardín y playa. El primero tuvo propuestas como Other Bodies, Grenda, Nite Jewel, Fax y Kingdom, pero Princess Nokia fue la artista que más destacó con su actuación, al interpretar trece canciones que mantuvieron a la gente animada de principio a fin. Arrancando con “Dragons”, quien seguirá su carrera con el nombre “Destiny”, como realmente se llama, interactuó con la gente en repetidas ocasiones, bailó e, incluso, cantó “Las Huellas”, cover a Ximena Sariñana. “Young Girls”, “Bikini Weather Corazón en Afrika” y “Yaya”, del disco “Metallic Butterfly”, también figuraron en el set de la cantante que se dijo orgullosa de sus raíces latinas y fue el ejemplo perfecto de cómo ambientar al público desde el escenario. En cuanto al templete empotrado sobre la arena, The Mud Howlers se quedó con la primera de ocho intervenciones que hubo en más de once horas, dentro de las que 424 y Protistas tuvieron presencia, para culminar la jornada con La Femme y su punk psicodélico. Pero antes de llegar a ese punto, la noche del sábado 20 de junio, comenzó con la música de King Tuff enfrentándose a la fallas de sonido que, aunque siguieron durante el acto, no lograron opacar el espectáculo de guitarreos que dieron. Un coro unísono del público pidiendo “one more song”, sin obtener una respuesta satisfactoria, además de la ejecución de pirotecnia, culminaron el concierto del trío de rock garaje que le dio paso a White Hills, en el momento que más convocatoria hubo en la sede. Aunque las actividades principales se centraron en un solo día, hay que reconocer que el evento volvió a aventurarse en cómo ampliar la experiencia para los asistentes; consideración que le da ventaja sobre otros proyectos que pasan por alto el satisfacer al público que desean captar. Área de baños portátiles -10 para hombres y 10 para mujeres-, uso de pulseras plásticas, cortesías digitales, mesas para comer, ser pet friendly, mayor decoración en todo el venue y espacios de descanso con sombra, son parte de los elementos que se suman al combo de música, comida y playa que convierten a “All My Friends” en el festival que le hacía falta a la región. Ahora solo falta que más gente se dé la oportunidad de disfrutarlo y conocer que existen buenas propuestas fuera de los masivos con los artistas de siempre y una logística dudosa.