Arturo Ledesma Romo, el síndico procurador del Ayuntamiento de Tijuana, ha destacado por aventarse sus cebollazos. Ya sabe, alabanza en boca propia. Así como en 2014 de su oficina pagaron para recibir el muy cantado y muy vendido Premio Nacional Tlatoani “al mejor síndico”, ahora se promociona como el “más transparente”. No por nada le publicaron a su antojo que tenía -de acuerdo al Instituto de Transparencia y Acceso a la Información de Baja California- el primer lugar en transparencia entre los cinco municipios del Estado. La realidad de las cosas, dijo uno de los consejeros de Transparencia a DICHOZ, es que no es así. “Efectivamente consideramos que Tijuana ha mejorado en términos de transparencia y acceso a la información, pero el municipio que está en primer lugar es el de Ensenada”. O sea, faroleando Ledesma, pues. Lo que sí, es que los días pasan y, en su caso, cada día son menos en calidad de síndico procurador, y no tiene ningún resultado sobre las investigaciones que muy “energético” comenzó contra las irregularidades cometidas en la administración de Carlos Bustamante Anchondo, las cuales el síndico conoce a detalle y sus colaboradores han integrado los expedientes. Y por lo menos -solían decir en Sindicatura- en el caso de las luminarias y en el inventario de entrega recepción, había elementos para solicitar el ejercicio de la acción penal contra funcionarios del XX Ayuntamiento. Pero de un tiempo a la fecha, la denuncia de un desfalco que alcanzaba los 168 millones de pesos por parte de Bustamante y compañía, para Ledesma y su equipo, ha quedado en el olvido. ¿O en la negociación?
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