Hace algunos días, para ser precisos el 15 de enero, Carlos Cuéllar, dirigente municipal de Movimiento Ciudadano, presentó a sus precandidatos a diputados federales en los distritos de Tijuana. Para alardear, aseguró que todos los ahí presentes eran personas de “solvencia moral reconocida”, eso -recalcó- era lo importante. A ver, un ejemplo: para el Distrito 4, se presentó a Eduardo Darío Arballo Torres, el mismo nombre del ex Agente del Ministerio Público Federal a finales de los noventa que en 1999 fue dado de baja. Su expulsión de la Procuraduría General de la República no fue nada honrosa. A Arballo Torres se le inició una averiguación previa en su contra por delitos contra la salud, se le acusó de posesión y comercio de metanfetaminas y no solo eso. Permaneció “cuatro años prófugo de la justicia mexicana”, escondido en Estados Unidos, hasta que fue ubicado, arrestado y deportado por la autoridad norteamericana, según consta en el boletín 1059/02 de la dependencia federal en noviembre de 2002. Entregado a la PGR en la Garita de San Ysidro, al precandidato de Movimiento Ciudadano se le cumplimentó la orden de aprehensión 19/99, girada por el Juez Décimo Tercero de Distrito de Baja California el 11 de enero de 1999. De ahí, pasó a ser un interno más de la Penitenciaría de La Mesa en Tijuana, y ahora, digno representante del partido de los ciudadanos.