El día que se confirmó el regreso de Los Planetas a México, con motivo de su reciente y segunda participación en el Vive Latino, la posibilidad de que agendaran fechas fuera del festival surgió inmediatamente. Aunque en términos reales, convertirse en un hecho era más factible para las plazas principales del país, que para Tijuana. En una grata sorpresa, la voltereta a la situación se dio y, el 30 de marzo, los presentados como la leyenda del pop noise, hicieron historia en la frontera, demostrando que la palabra les queda perfecta. En pleno domingo, el resultado de un esfuerzo comunitario entre All My Friends Music Festival, 206 Arte Contemporáneo, Casa Icatú, Erizo Booking y TJ Noise Fest, por mencionar algunos de los proyectos involucrados, cobró forma. Los Planetas estaban en Tijuana y sus fanáticos por fin disfrutarían en vivo de ellos. La sede, el Black Box, que calculó una asistencia de 400 personas provenientes de todo el estado y San Diego, California. La convocatoria que no conoció límites, fue una característica que hizo más peculiar al evento por reunir amistades y camaradería que, de no ser por la iniciativa local, no hubieran podido disfrutar un concierto de los españoles en la ciudad. Ya todo estaba listo. Lo que comenzó como una ilusión lejana, tenía fecha y hora pactada. Como si las ansias no fueran suficientes en ese punto, la fraternidad alrededor de Los Planetas pasó a las redes sociales. Facebook, en el evento que se creó para promocionar el concierto, fue la antesala de anécdotas en relación a la música del grupo, publicación de temas favoritos, fotos y cuanto dato avivara más el ánimo. Pero nada de ello se comparó con la emoción que esa noche emanó de los presentes, quienes por media hora también disfrutaron de Shantelle. Posteriormente, la atención se centró en la escalera detrás del templete, por donde, faltando diez minutos para la once de la noche, bajaron Los Planetas. “Buenas noches, ciudadanos de Tijuana”, fueron las primeras palabras de Jota (voz) al público, antes de comenzar con “La Llave de Oro”. Pese a que su interpretación se distingue por ser baja auditivamente y con poco margen de distinción entre palabras, al culminar con el tema extraído de “Una Ópera Egipcia” (2010), su último álbum hasta el momento, el músico pidió “un poquito más de voz”, si era posible. Con ello comenzó el único, pero crucial, punto débil de toda la noche: los problemas técnicos. En un ejemplo, antes de proseguir con el repertorio, Florent (guitarra), que estaba al extremo izquierdo del escenario, se quedó sin poder dirigirse al público al no funcionar el micrófono cercano a él y Julián (bajo). El espectáculo continuó con “Romance de Juan de Osuna” y “Los Poetas”. Al terminar, ésta le dio espacio a Jota para introducir la siguiente canción en la lista, “Virgen de la Soledad”, que se apegó a seguir con lo incluido en su octavo disco. Calentando motores para entrar de lleno a lo que fue un total de 25 interpretaciones, comentarios fuera de lugar como “canta una de Eskorbuto o ‘Cruz de Navajas’”, (Mecano)”, fue lo único que se interpuso antes de ¨Si Estaba Loco por Ti”, uno de los éxitos del grupo. Con Banin (teclado y guitarra) sin problemas para desplazarse en el pequeño espacio entre cada uno de sus instrumentos, Jota, que estaba postrado a su lado, anunció: “Estoy un poquito afónico, pero les voy a cantar algo de flamenco”. Enseguida se escuchó “Ya No me Asomo a la Reja”. Los últimos dos temas marcaban una pauta, era el momento de escuchar lo contenido en “La Leyenda del Espacio” (2007). La racha no tuvo ilación cuando “La Guerra de las Galaxias” tomó espacio. La gente de Tijuana y alrededores, estaba viendo en vivo a Los Planetas y su entusiasmo era inevitable; aplausos y coreos los acompañaban. En fluidez plena, Eric (baterista) no necesitó de un lugar privilegiado a la vista de éstos, para robarles su atención una y otra vez. Escucharlo entregado a tope, a sus 46 años, fue contrastar su barba y cabello cano, con la agilidad y pasión que suele encasillase erróneamente a músicos más jóvenes. Se le notó con intensidad en cada golpeteo, actitud que inyectaba una dosis de querer salir corriendo a tomar lecciones para emularlo. Por un breve momento, “Toxicosmos” volcó a los presentes a finales de los 90s y el emblemático álbum de Los Planetas, “Una Semana en el Motor de un Autobús”. A éste le siguieron “Señora de las Alturas”, “Corrientes Circulares en el Tiempo” y “Nunca me Entero de Nada”, antes de volver a ese destello noventero con “Montañas de Basura”. A partir de entonces, el canto grupal fue una constante y el concierto llegó a su mejor punto con “Santos que Yo te Pinté”, “Si me Diste la Espalda”, “Devuélveme la Pasta”, “Canción del Fin del Mundo”, “Reunión en la Cumbre” y “De Viaje”. Canciones que avivaron la emoción por lo que sucedía.: los granadinos y su pop estaban en Baja California, plaza relegada en muchas ocasiones por su ubicación al norte. Pero la geografía no fue impedimento para quienes, con un objetivo firme y en común, se unieron por lograr que la ciudad y su gente disfrutaran de una banda que pocas veces visita nuestro país. Siete canciones más, entre ellas “Segundo Premio”, “Un Buen Día”, “Una Corona de Estrellas” y “Pesadilla en el Parque de Atracciones”, comprendieron el encore dividido en dos regresos finales. Pese a las desafortunadas fallas técnicas, que prevalecieron más en ese instante, el concierto de Los Planetas en Tijuana fue, para muchos, todo un sueño hecho realidad. Españoles en México Marzo de 2010 fue la ocasión previa en que Los Planetas visitaron México. Sin embargo, aquella vez Tijuana no figuró en sus escalas, de ahí que el concierto que ofrecieron el pasado fin de semana, quede como un parteaguas de lo que se puede conseguir con trabajo y esfuerzo conjunto. Principalmente cuando, por experiencias anteriores, se sabe que en la región hay público que disfruta del pop ibérico fuera los clichés y promoción radial. La gira de L-Kan y La Monja Enana en 2008, o Hidrogenesse un año después, son referencias que bien vale tener presentes junto a la actual, para no olvidar a ese sector de mercado que se le está escapando a los promotores locales, por no arriesgarse fuera de los estándares de lo común y lo publicitario.
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