El lunes 3 de noviembre, el Grupo 21 de Tijuana, fundado en 1985 y con representación plural y valiosa de la comunidad política, empresarial y social de esta ciudad, nos demostró a quienes trabajamos en ZETA, solidaridad, apoyo y respaldo, al periodismo independiente y a la libertad de expresión. Ese día en la persona de quien esto escribe, depositaron su reconocimiento de Personaje del Año 2014. Realmente lo hicieron para todos nosotros, todos quienes desde abril de 1980 tomamos el compromiso de ejercer el periodismo de investigación, análisis y opinión, sin cortapisas. De una sola línea. Siempre del lado de la sociedad. Las siguientes son las palabras de agradecimiento para los miembros del Grupo 21 de Tijuana, leídas ese día como parte de nuestro agradecimiento por compartir con nosotros el compromiso con la libertad de expresión, y demostrarnos, generosamente, que no estamos solos: Me es muy familiar estar aquí con ustedes, con los integrantes del Grupo 21, con sus invitados muchos de los cuales he entrevistado, con mis compañeros de ZETA y mis compañeros periodistas. Hace once años en este mismo lugar, pero un mes de febrero de 2003, el Grupo 21 nombró a Jesús Blancornelas, Personaje del Año. Fue el primer reconocimiento que le hicieron en ésta, que fue su segunda tierra. Como periodista Tijuana lo eligió, y él se quedó en la ciudad. Recuperé de aquellas sus palabras para ustedes, un extracto. Cito textual: “En el periodismo y en la política, o desde el periodismo hacia la política, se hacen amigos para toda la vida, o enemigos de sexenios. Yo los tengo como se dice en mi tierra, de adeveras. Salvo contados casos me ha dado y me sigue dando tristeza de cómo reaccionan los políticos. Amigos antes del poder. Enemigos en el poder. Amigos otra vez al dejar el poder. Desgraciadamente el poder transforma a los hombres. A unos los sublimiza, los engrandece, y a otros los empequeñece hasta el ridículo”. Fin de cita. Y bueno, el contexto político y social ha variado en estos once años, pero el sentimiento de quienes trabajamos en ZETA es igual al de Blancornelas aquel febrero de 2003. El ejercicio periodístico desde la investigación, la línea de denuncia, contestataria, de análisis y opinión que desarrollamos en el Semanario, en efecto nos ha traído muchos enemigos. Hasta la fecha. Esta nueva generación de periodistas que César Blanco y su servidora nos honramos en tener en nuestra redacción, no han sido inmunes a la insidia. Los han molestado, los han insultado y los han criticado. Les publican desplegados e intentan difamarlos. Lo de menos es que nos nieguen información. A eso ya estamos acostumbrados, los hace mejores periodistas investigadores. Les despierta el ánimo, el reto de encontrar el documento que funcionarios y políticos ocultan para cubrir sus irregularidades. A los editores nos han amenazado. Lo mismo políticos que narcotraficantes. No les gusta la crítica ni que les exhiban en la ilegalidad, la corrupción y la transa. El problema es cuando de la molestia por un reportaje transitan a la agresión verbal, a la agresión pública y a la fatal agresión física. Después de 34 años de fundación, en el Semanario ZETA seguimos libres como el viento, y en muchas ocasiones caminamos contra el viento. Estos tiempos son una de esas ocasiones. Con la violencia y la inseguridad en alerta roja en todo el país, los periodistas independientes, de investigación, estamos entre dos fuegos. El de la criminalidad y el oficial. Las presiones desde uno y otro bando se agudizan. Atentados contra la libertad de expresión suceden todos los días. Cuando no tumban un portal noticioso, policías agreden a reporteros que hacen su trabajo al estar en el lugar de los hechos para llevar la información a la población. La información que los gobiernos quieren ocultar. Han hecho leyes y reglamentos en el Poder Ejecutivo y en el Poder Legislativo para no proporcionar información. Para beneficiar a los criminales y mantener desinformados a los mexicanos. Las instituciones de transparencia y acceso a la información funcionan a conveniencia de los gobiernos. En algunos casos nos proveen de lo que solicitamos, en otros tenemos que entablar un juicio para que nos den lo que legalmente es público, pero se oculta para proteger la corrupción. Todos quienes trabajamos en ZETA aprendimos a sobrevivir en un ambiente hostil. De atestiguar los atentados a nuestros compañeros, la muerte de algunos de ellos, las difamaciones contra Blancornelas. Ahora somos el blanco de tales acciones. Tenemos una ventaja: nuestros lectores. Ellos nos nutren con información y nos mantienen vigentes con su lectura semanal. Lo que reportamos, lo que investigamos y escribimos, es producto de la denuncia del Lector. Aquello que incomoda a alcaldes, gobernadores, secretarios y políticos, es la línea que el Lector nos da. Nos dicen qué escribir. ZETA es el ejemplo que la sociedad guía al medio y no al revés. Nuestros anunciantes, empresas, compañías, negocios locales que apoyan la libertad de expresión promocionándose en nuestras páginas. Para medios independientes como el nuestro, en el cual solo subsistimos de dos ingresos, la venta de publicidad y la venta del ejemplar, el gobierno presiona no anunciándose en nuestras páginas. También a ello hemos sobrevivido. Dos alcaldes de Tijuana, Jorge Hank Rhon y Carlos Bustamante Anchondo, no invirtieron recursos públicos para publicidad de medios en ZETA. El primero porque fue una decisión del Consejo Editorial, toda vez que fue, es, sospechoso de la autoría intelectual del asesinato de Héctor Félix Miranda; el segundo porque hizo suyas las palabras que José López Portillo dijo en uno de los momentos de mayor presión para la prensa libre en México en 1982: “No pago para que me peguen”. Cancelan los contratos publicitarios en represalia a una línea editorial. No hacemos periodismo para amigos, poderosos o personas influyentes, hacemos periodismo para la gente. Estamos convencidos que la información debe fluir y es el más importante elemento que tiene la sociedad para tomar decisiones económicas, políticas, sociales, de desarrollo, que se conozca lo que ocurre a partir de los hechos comprobados para saber hacia dónde se va. La información es poder. Y el poder es de la gente. El honor que hoy me hacen, y como corresponde, comparto con todos mis compañeros de ZETA, con quienes hoy día están y con quienes ya no nos acompañan, con Don Jesús Blancornelas, con Héctor Félix y con el querido licenciado Francisco Javier Ortiz Franco, es para nosotros una muestra de que no estamos solos. Que la sociedad, que grupos sociales organizados como lo es el Grupo 21, son solidarios del periodismo de investigación que hacemos. Muchas gracias a su presidente, Freddy Lugo, y a su líder moral, el doctor Don Juan Medrano. En mi nombre, en el de mis compañeros, gracias por mañanas como ésta, donde nos honran para seguir siendo libres como el viento. Muchas gracias.