El Ejecutivo estatal va llegando a la capital, viene del viejo continente, llegó con comitiva y muy sonriente. Brindis, alfombra roja, saludos, le ponen otros ejecutivos, ofreciendo el Estado, él lo trata, acá es muy mano de obra, barata. En la CESPT borrón, beneficio a usuario bravucón, ahí todos pagamos tal cuentón, mentiras del perdón. Ha pasado más de un año y sigue el mismo engaño, no hizo nada por lo del I.V.A., mucha ira y hoy cara la vida. La pareja gubernamental, ahora vicegobernadora, el CRIT primero y Ensenada, sigue el agujero (hundimiento). Un Gobernador sin brújula no estipula, no regula, desempleo, carestía, eso es todo los días. Llegó el Góber a su casa en construcción y da la última instrucción, qué importa ande en horas de trabajo, al cabo es un solo rato. La Catrina lo observa de la azotea, dice: “No hay nadie quien me vea, entra a la mansión y qué gran sorpresón. El Góber cierra la puerta fuerte: “¡En la madre!, la muerte”; “No te me vas, güerito, quédate aquí merito”. La del velo negro lo logró, pepenó al güerito y besito: “Serás mi papacito”. Del susto le dio un infarto, la chirriona con su olfato: “Traías buena loción, excelente selección”. Va feliz la Huesos, un gobernador sin sesos al agujero por embustero y nadie fue a su entierro. Leopoldo Durán Ramírez Tijuana, B. C.