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lunes, octubre 7, 2024
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“Tal vez es mucho pedir”

Es verdad lo que afirma el rector de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), Felipe Cuamea: existen “muchas manos” que quieren aprovechar la institución para fines distintos a los educativos. Llámense partidos políticos, funcionarios, ex funcionarios y pandillas de seudo académicos; unos que la quieren, y otros que ya la tienen tomada. También es real lo que comentó: hay quienes visualizan la institución como “un apetecible botín”. Unos que desean apoderarse de la entidad educativa, otros ya están empoderados en la Junta de Gobierno desde el ciclo 2002-2006, y han hecho todo lo necesario para pervertir la pluralidad del mencionado órgano colegiado que dirige y administra la vida universitaria, imponiendo a sus amigos y /o cómplices dentro del selecto grupo hasta tener ocho -con siete es suficiente- de los 11 votos para tomar cualquier decisión, incluso la de imponer al rector que encabezará la institución en el período 2015-2019. Cierto es también que por primera vez, la Junta está realizando una “consulta a todos los sectores de la comunidad universitaria a través de foros”, para averiguar qué perfil desean los estudiantes tenga su nuevo rector, sin embargo, no lo hacen porque están invadidos de un espíritu democrático, sino porque así lo instruye su Ley Orgánica. En la página electrónica de la Universidad indican que para elegir -o remover- rector, “… la Junta explorará en la forma que estime prudente, la opinión de los universitarios”, lo que tampoco significa que deban, o vayan a tomarlos en cuenta. Sin embargo, se están expresando públicamente, y eso es lo que realmente ha enriquecido el proceso. Más de 80 propuestas, solo 17 de estudiantes, y la Universidad tienen más de 53 mil alumnos inscritos.    En cuanto a la joven Bárbara Contreras -presidenta del Primer Parlamento de la Juventud-, quien pidió un rector que “respete la apertura democrática, la rendición de cuentas, la transparencia, las leyes”, es real que no ha terminado su carrera en el tiempo promedio, que debe créditos y no niega su filiación política con el grupo del priista Jorge Hank. Sin embargo, esto no significa que todo lo que ella y otros estudiantes participativos proponen, carezca de lógica o deba ser ignorado, incluida la propuesta de reforma de la Ley Orgánica de la Universidad, o la petición de un rector que promueva estudiantes críticos, emprendedores, solidarios con los que menos tienen, que se analicen las ventajas y desventajas de la participación del consejo universitario, incluso de todos los estudiantes, en la elección del rector. Al final, lo único cuestionable -que refleja la formación académica recibida- es que en ese punto, estos jóvenes se pregunten públicamente si “tal vez sea mucho pedir”, porque no lo es. Precisamente, como todo esto se trata de calidad educativa, al defender su postura, Cuamea habla de resultados, y la realidad es que esos tampoco lo dejan bien parado, porque mientras en el ranking de las 100 mejores universidades del país que publicó  Reader´s Digest en su Guía Universitaria 2007, la UABC estaba entre las mejores 10 del país, la número cuatro tratándose de universidades públicas. Para 2012, la revista América Economía ubicó a la Universidad Autónoma de Baja California en el lugar número 22 de las mejores universidades de México; para 2013 y 2014 bajó dos escaños, y está en el lugar 24. Así, mientras anuncian que se abrirá la matrícula a más universitarios aun con promedios bajos, que se crearán licenciaturas de fin de semana, con medio tiempo en aula y medio en internet, es evidente que el incremento en cantidad, no va de la mano con la calidad, y deja a la UABC en el proceso de convertirse en una fábrica en masa de empleados -no de profesionales emprendedores- en el mejor de los casos, y en el peor, de desempleados. Está también el tema del rector y su Junta, invirtiendo de manera ilegal o no, recursos públicos en la Bolsa de Valores, académicos implicados en plagios y la negativa de Cuamea a dar cuentas de los recursos públicos que recibe. De los más de 3 mil 500 millones anuales, el 50 por ciento proviene del Estado. Sí, al interior de la misma UABC hay voces, particularmente de académicos que consideran fuera de lugar, abrirse para que todos los estudiantes voten para elegir al rector. Alegan cómo en toda democracia mexicana, sería elegido por voto de hambre o conveniencia económica -en lugar de eficacia académica- el hombre o la mujer que más pueda ofrecer y dar a los jóvenes estudiantes, algo como el Presidente Enrique Peña y las tarjetas Monex. Y es posible. Sin embargo, lo que los jóvenes están pidiendo es la oportunidad de analizar, proponer y debatir para mejorar la vida de la máxima casa de estudios del estado, lo cual evidentemente urge. Ahora corresponde a la comunidad universitaria y a los grupos de la sociedad organizada decidir si desean que la educación pública de nivel superior en Baja California siga en picada en el tablero nacional, o si llegó el momento de apoyar a los estudiantes pensantes, hacer un alto, analizar y actuar.  

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