La semana antepasada, medios nacionales circularon la versión de un ligero altercado entre senadores panistas, posterior a que el coordinador de la bancada, Jorge Luis Preciado, destituyera a José María Martínez como vicecoordinador. Según el agraviado, dijo en público, Preciado -muy cercano a Gustavo Madero, líder nacional- le había ofrecido medio millón de pesos a cambio de votar a favor las reformas propuestas por el PRI y por el Gobierno Federal. Luego, un tercer senador aseguró que el coordinador había engañado a sus compañeros para llevarlos a una casa con prostitutas, tal y como se video grabó hace unos meses a algunos diputados del PAN en Puerto Vallarta. CUENTAHILOZ preguntó a Madero: “¿Qué opina de las acusaciones en el Senado, que se le señala al coordinador de la bancada de haber ofrecido medio millón de pesos a cambio de…?”. El presidente del partido reviró: “Quisiera escuchar eso de quien dicen que lo dice, y no lo he escuchado. No sé si tú has escuchado esa acusación o solamente has visto trascendidos… te pido, a quien tenga esta información, que presentes una denuncia, (esto es) un delito y si existe, les pido que presenten la denuncia ante la autoridad correspondiente; pero si no, que ya no sigan refriteando dichos que no tienen una fuente, una voz, un rostro. Que lo sostengan, no sé si tú la tengas”. Vaya puntada. Si al dirigente nacional del PAN no le interesa aclarar los moches y prostitutas que se siguen oyendo en su partido, entonces ¿a quién le podría importar?
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