Alfredo Leal nació el 19 de mayo de 1930, y murió el 2 de octubre de 2003 por complicaciones cardiovasculares. Sus últimos días los pasó entre su casa del Distrito Federal y su rancho en Santa Elena, Guanajuato. Un Día de Reyes le dieron de regalo una carretilla, improvisaron capotes, muletas y empezaron a organizar corridas en la colonia Roma. Con ese dinero, 10 centavos en sombra y 5 en sol, ya tenían para comprar boleto para esa tarde en El Toreo. Leal fue un torero con gran clase y escuela. No se puede cambiar el pase por la espalda en el centro del ruedo sin imaginar su alta, espigada, estética figura. Sus conocimientos de la lidia y su marcada personalidad lo hicieron sobresalir. Habiendo toreado solo vacas en el campo, pero con gran decisión, Alfredo debutó en 1948, el Rancho de “El Charro” en el Distrito Federal, en compañía de Paco Ortiz y Roberto Subersa. Ese año se presentó en la Plaza México, el 18 de julio, lidiando novillos de Jesús Cabrera. Realizó el paseíllo con “Tacho” Campos y Alfonso Pedroza, la empresa lo repitió. Entonces “Tintorero”, de La Punta, le infirió tres cornadas graves. Su carrera entró en un compás de espera que se rompe en 1952, cuando durante la temporada chica capitalina, torea casi diez novilladas y se proyecta a una alternativa desairada. Por la falta de contratos, Alfredo Leal renunció a la alternativa en 1953 y viajó a España, donde toreó ocho novilladas, antes de debutar en Las Ventas el 23 de agosto. A la siguiente semana volvió a ese coso por recomendación de Andrés Gago, Leal era apoderado por Mariano Ramírez “El Exquisito”; esa relación de apoderamiento duró poco y tomó una más en Sevilla el 18 de abril de 1954, su padrino fue Cayetano Ordóñez e Hijo de La Palma, atestiguando Manuel Carmona. El toro de la ceremonia se llamó “Dadivoso”, de la ganadería de Tomás Prieto de la Cal. Confirmó el doctorado en Madrid el 25 de abril de 1954, le cedió los trastos el Niño de La Palma, atestiguando Jerónimo Pimentel. Su primer toro fue “Encendedor”, de Montalvo. Al romperse el convenio taurino entre México y España, Alfredo Leal regresó para confirmar la alternativa el 11 de marzo de 1956, el padrino: Alfonso Ramírez “El Calesero”, y el testigo Luis Miguel. Dominguín le cedió a “Campanero” de Rancho Seco. Los años subsecuentes fueron de éxito. En 1962 se encumbró en El Toreo, con “Tejón”, de Mariano Ramírez, le cortó el rabo. A ese trasteo se le cataloga como inmortal para los aficionados de la vieja guardia. Leal regresó a España firmado por Casa Chopera, para actuar en 21 tardes, tres en la Feria de San Isidro. En las postrimerías de 1970, alternó con “Palomo” Linares y Manuel Benítez “El Cordobés” durante 28 corridas que pudieron ser más que un ejemplar en Tijuana. Lo corneó, pero lo obligaron a continuar. Se le fue vivo un toro, definitivamente entró en pánico y de ahí se armó una gran trifulca, con lluvia de cojines y de malas palabras. Alfredo Leal siguió activo hasta medianos de 1980, y en 1985 recorrió sus últimos pasajes. Fue presidente de la Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos de 1992 a 1996. En sus últimas declaraciones, Alfredo Leal apuntaría que los ganaderos tienen que trabajar muy duro para elevar la bravura y la casta del toro. La bravura se tiene que sacar de donde sea, la solución es poner la bravura donde no existe, no importa de donde venga. Hay muchos ganaderos que por orgullo no lo admiten, pero salen al ruedo muchos toros mansos. También habló de que “Zotoluco” tenía su carrera hecha en México, forjándose en España y encontrando una sólida posición de capacidad experiencia, sitio y nombre. Es el torero más constante que tenemos por ahora y va a mantenerse ahí por un buen tiempo. arruzina@gmail.com