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martes, octubre 1, 2024
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La descoordinación

Vaya, el secretario de Seguridad Pública de Tijuana, no se comunica con el director de Seguridad Pública de Rosarito, y ninguno tiene una comunicación fluida con el Comandante de la II Zona Militar. No se trata de un hecho aislado. En la Procuraduría General de Justicia de Baja California, de la Subprocuraduría General no piden apoyo al Grupo Antisecuestros, mucho menos a la Especializada en Delincuencia Organizada, y la procuradora no ha tenido la capacidad para coordinar ¡a su propia institución! De ahí que la coordinación con las corporaciones al exterior, sea tan difícil como llena de obstáculos, que tienen que ver más con los egos y la desconfianza que con la organización. En Mexicali y Tecate sucede lo mismo. Refiero las instituciones y no los nombres de quienes las encabezan porque deberían -precisamente- entender que están titulando un área y no manejando un negocio. Es decir, el combate a la inseguridad no se trata de nombres, es un asunto de instituciones, gobiernos, estrategias y de inteligencia, la cual vaya, está ausente. El mayor problema de la descoordinación que padece Baja California en materia de corporaciones de seguridad, prevención, fuerza armada e investigación, es que los primeros beneficiados de esta pequeña babel policíaca, son precisamente aquellos a los que se debe combatir. Los narcotraficantes, los criminales, los polleros y los secuestradores, los rateros y los asesinos, los defraudadores y los vendedores de droga al menudeo; también los ladrones de carros, los farsantes. Todos los criminales. Además, las bandas del crimen organizado ya les están agarrando el modo a las descoordinadas autoridades. Entonces, por ejemplo, criminales de Mexicali arman grupos en Tijuana, asesinos de Rosarito, matan allá y los tiran en Tijuana, desde Ensenada empieza la cadena de delitos con el trasiego de droga, y los carros robados en un municipio terminan en otro. Pasando por Tecate, localidad que se está convirtiendo en la de producción y aterrizaje de droga. Todos estos hechos, que en la mayoría de los casos suceden, están relacionados, pero como ninguna corporación se comunica con las demás, para apoyarse y desarrollar una investigación integral y dar un seguimiento súper puntual, puntilloso y detallado para amarrar los casos, consignarlos y finalmente encarcelar a los delincuentes, pues no pasa nada en términos de investigación y judiciales. Y todo ocurre en términos de inseguridad y violencia. Hay una persona que tiene la experiencia del pasado inmediato, cuando con otras autoridades estatales, otras autoridades municipales, otras autoridades militares, se dio una real coordinación, la cual -quizá recuerde- sacó a Baja California de los peores años de violencia e inseguridad que sucedieron entre 2008 y 2010. Se trata del secretario de Seguridad Pública del Estado, quien trascendió del pasado sexenio al actual. Claro que también se requiere de la disposición y el compromiso de un gobernador para enfrentar el tema, entenderlo, aceptarlo y combatirlo. Un gobernador ajeno a la realidad en materia de inseguridad, es un gobernador que mira hacia otro lado. Un gobernador comprometido con sus gobernados, hace todo lo que está a su alcance para encabezar el Consejo Estatal de Seguridad Pública, como es su obligación, derecho y privilegio. Corresponde al mandatario poner el ejemplo de coordinación para todos. Quizá no a grado tal como el anterior gobernador, que nombró al General de la II Zona el coordinador de todos, pero sí valdría la pena que ejerciera su facultad para mejorar las condiciones de vida de los bajacalifornianos. No se trata, pues, de nombres y apellidos, sino de instituciones, facultades, responsabilidades y obligaciones, y en este momento… poco se está haciendo. Casi nada.+  

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