De nuevo les pido a mis Directores de nuestro Semanario ZETA permitirme externar mi agradecimiento público. Primeramente a mi Dios, a mi hija Esmeralda Otáñez, a mi esposa Sandy y a Juan Mejía, tío de mi hija, por poder verla primero a ella, y tener una plática con mi hija este día miércoles 6 de agosto después de 24 años de no verla, este día se selló un pacto con ella, la promesa de conquistar su cariño. Aceptó mi reto. Sé que Dios me ayudará a lograrlo, porque he recibido tanto de mi Dios, porque tengo vida, salud, mucho amor de mi esposa, de sus hijos, de mis hijos y nietos. Hoy mi Dios hace 53 días me prestó más vida, lo manifesté en el Semanario ZETA. Sucedió algo insólito 24 horas antes de este reencuentro con mi hija. Una persona de 92 años llego de Ciudad Oregón, California, como a las 4:00 pm. Como a las 6:00 pm de la tarde vendría un familiar a recogerlo ahí donde trabajo. Nos pusimos a platicar. Así de repente se puso a “filosofar” sobre mi vida, me dice Usted tiene vida porque cree en Dios, Dios ayuda a la gente buena y le tiene más sorpresas, porque Dios es el camino de la verdad y la vida, Usted y yo no entramos en el camino de los muy malos, de los malos y de los medio malos, que son el 85% de la sociedad, la mayoría está acabando con la paz social y el medio ambiente, todo lo que existe en la tierra tiene un mensaje, como por ejemplo no envidies nunca lo que otros tienen o hacen en favor de la sociedad. Y me dio infinidad de razonamientos bíblicos, las sabias palabras del Señor Jesús Moncada, nacido en Ciudad Obregón, Sonora, al despedirse de mí cuando subía con su nuera en vehículo, me dice: mañana tendrá una sorpresa, Dios nos sigue ayudando a Usted y a mí aunque no hemos sido buenos, pero tampoco muy malos, Usted ha ayudado a mucha gente, éste es el pago de Dios. De esto tengo de testigo a un viejo trabajador de Transportes Verde y Crema, Jorge, que nos conocemos desde hace 45 Años, está trabajando de Velador con nosotros. Y el pronóstico del Señor Moncada fue cierto. Logré estar con mi hermosa hija, lo que yo tanto añoré por 24 años y no podía lograrlo, de nuevo gracias, Señor nuestro Dios, por tanto que me das sin merecerlo. Ramón Rosendo Otáñez Sánchez Correo: [email protected]
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