Master Garage, empresa que construyó los llamados “sistemas ponchallantas” para la Garita El Chaparral, busca deslindarse de los problemas que estas estructuras de metal puedan tener, pues desde su instalación, no han sido utilizadas, ni han recibido mantenimiento, además, la garantía ha vencido. Víctor Splenger, uno de los miembros de la compañía, explicó que después de las grietas en uno de los puentes de El Chaparral por negligencia en su construcción -descubiertas el 3 de junio de 2014-, a la agrupación comercial le interesa aclarar que cualquier problema que pudiera surgir, queda fuera de su responsabilidad. Explicó que la Administración de la Aduana contrató a la constructora Jacoga, que a su vez, contactó los servicios de Master Garage, al ser la única en el país en fabricar “ponchallantas”. Por los tiempos apresurados para finalizar la garita, en septiembre de 2012 a la empresa se le solicitó, en 11 días, tener listas 21 estructuras de diez pies cada una, por las que pagarían 456 mil 876 pesos. De acuerdo a Splenger, la empresa intentó negociar un precio más alto por las estructuras para entregarlas en corto tiempo, sin embargo, se respetó lo acordado y se redujeron los días de entrega. La urgencia por concluir la obra fue porque Felipe Calderón, entonces Presidente de México, debía inaugurarla el 11 de octubre de 2012. Desde aquella fecha, los 21 “ponchallantas” al parecer no se han utilizado con frecuencia, tampoco hay registro de que se les haya dado mantenimiento, requisitos para que la garantía que ofreció Master Garage, sea válida. “Desde el primer mes pierden la garantía porque no me mandan la hoja por correo certificado de la garantía, no me mandan reportes de servicios y hasta la fecha no han activado los ponchallantas, los picos están abajo. Ya no tienen garantía, porque hay un protocolo de venta y servicios, el cual nunca se ha respetado”, indicó. Además, cuatro meses después de la inauguración de ese puerto aduanero, la administración modificó el sistema de los “ponchallantas”, éstos fueron activados y terminaron por afectar a por lo menos tres vehículos, “Si manipulan el sistema y no saben cómo (manejarlo), obvio va a pasar algo, entones ese fue el único incidente”. Víctor Splenger dice que en todo caso, la responsabilidad de cualquier incidente que pueda suceder será de la Administración de la Aduana o de la constructora Jacoga, pues no respetaron los lineamientos de la contratación. En su defensa, la empresa Jacoga sostiene que la responsabilidad del uso y mantenimiento de los “ponchallantas” es únicamente de Aduana. Enrique Manjarrez, subadministrador de El Chaparral, argumenta que dicha infraestructura sería utilizada solo en situaciones de contingencia, por ejemplo, si un automóvil intentara cruzar a Estados Unidos por el carril contrario, “independientemente del mantenimiento, el uso y desuso va de la mano con una normatividad que tenemos nosotros en cuestiones de contingencia, no que los tengamos que estar utilizando, permanente o regularmente. No hemos tenido contingencias, nos servirían para mantener el flujos vehicular”. Sobre el mantenimiento, afirmó que es necesario averiguar si la zona de los “ponchallantas” es un área privativa o común. En el primer caso correspondería a una dependencia federal en específico, como a la propia Aduana, y en el segundo caso, sería responsabilidad del Instituto de Avalúos y Bienes Nacionales.