El público le responde bien a Molotov. No importa si visitan seguido la ciudad, o como en el caso reciente, se ausentan por dos años antes de volver. El día que programan concierto hay una certeza: la gente asistirá. De ahí que la presentación del viernes 23 de mayo, tuviera una convocatoria desmedida, al recibirlos en la promoción inicial de su nuevo disco. Será el 10 de junio cuando “Agua Maldita” esté disponible físicamente en tiendas, para dar continuidad a la irreverencia que los ha distinguido en letras, donde señalan por igual a la clase política, la corrupción y la violencia. Sin embargo, su reciente visita a Tijuana les permitió dar un adelanto en vivo del trabajo que este año los mantendrá en el escenario. En punto de las 10:35 pm, Randall Ebright, conocido simplemente como “Randy”, fue el encargado de aparecer al centro del templete para comenzar con guitarra en mano el tema “Nok”. Quien ejecuta la batería para el grupo, en esta ocasión se limitó a tocar instrumentos de cuerda en breves ocasiones y cantar o tocar cuidadosamente los platillos, al estar lesionado del brazo derecho. Aunque hace dos semanas todavía lució un cabestrillo para darle soporte, durante el concierto en el Parque Morelos no contó con ayuda alguna para mantener rígida la extremidad, lo cual no fue impedimento para que miles lo vieran esa noche. A su alrededor, Francisco “Paco” Ayala, Ismael “Tito” Fuentes y Miguel “Miky” Huidobro, lo acompañaban con el baterista encargado de suplirlo. Entre un recibimiento a gritos por las más de 8 mil personas presentes, siguió el turno de los temas “Santo Niño de Atocha” y “Amateur” en voz de Randy. Un coro unísono de miles marcaba el arranque en su plenitud, mientras los primeros arriesgados que intentaron subirse al escenario, eran desalojados por el extremo izquierdo de la tarima que desde la tarde recibió a grupos locales. Sin demasiada interacción con sus fanáticos, que para ese momento ya estaban bastante enfiestados, los oriundos de la Ciudad de México se aventuraron a despertar por completo el ánimo con “Chinga tu Madre”. La respuesta inmediata se reflejó en empujones y un canto que pasó a ser alarido. Con el público dispuesto a seguir cualquier dinámica que los músicos les plantearan, “Crazy Chola Loca” creó un puente entre los capitalinos y tijuanenses, por su referencia en lírica a la raza de perros Xoloitzcuintle, emblema del equipo de futbol de la ciudad. Pero fieles a su fanatismo por los Pumas de la UNAM, los miembros de Molotov siguieron el repertorio con “Here We Kum”, canción que al interpretar en vivo, modifican en su letra para cantar: “Somos los súper chilangos, somos Pumas bicampeones”, en lugar de “Somos los súper chilangos entre tú y tus vacaciones”. Como si hubieran venido dispuestos a ofrecer éxito tras éxito, para compensar el tiempo que estuvieron ausentes de Tijuana, “Changüich a la Chichona” sonó antes de “Perro Negro”, con la que la calma en el perímetro del parque regresó gradualmente. Si bien por diecinueve años Molotov ha sido el ejemplo perfecto de insolencia musical en México, por criticar las problemáticas del país a través de su música, buena parte de lo que se escucha en discos como “¿Dónde Jugarán las Niñas?” (1997) y “Dance and Dence Denso” (2003), ha sido su peculiar forma de invitar a la gente a no quedarse callada y denunciar cualquier acto de poder en su contra. Aspectos en los que se han permitido incluir el tema migratorio en varias ocasiones. Para darle presencia en el evento organizado por PDX Production, “Voto Latino”, presentada por los artistas como “una canción vintage” por ser de su álbum debut, quedó como una de las más coreadas de la noche al ser otro de los temas con los que cumplieron. Breves intervenciones entre canción y canción, que eran mayormente pláticas entre los músicos que salieron con cigarro y trago en mano, separaron por segundos cada interpretación. Ejemplo de ello, las palabras de Tito, “qué chingón está aquí en Tijuana, uno de los públicos más desmadrosos”, fueron respondidas por Paco con “siempre dices lo mismo”. Pero el humor desenfadado de cada una de sus frases, es tradición que de no existir en los conciertos, desconcertaría a los que saben que ese es su sello. “Parásito”, “Gimme Tha Power”, “Frijolero”, “Hit Me” y “Marciano” en su versión extendida del cover, completaron quince interpretaciones por parte de Molotov. No obstante, otros siete temas -con su respectivo encore en la recta final- se sumaron al concierto que duró una hora con cuarenta y cinco minutos. “Más Vale Cholo” y “Mátate Teté”, fueron otros de los clásicos que tuvieron lugar en la lista donde además figuró “Ánimo Delincuencia”, primer sencillo de “Agua Maldita” y, por supuesto, “Puto”, con el que cerraron la noche para despedirse con un simple “gracias, hasta luego”.