“Pueblo que se divierte es pueblo que no se rebela.” (Dicho popular) Solo masas trastornadas pueden dar brincos simiescos y pintarse la cara como payasos para animar a la Selección Nacional, o para celebrar el triunfo de ésta, a saber, para vitorear a la Selección Nacional de los sátrapas explotadores. Culpable de estos grotescos desfiguros que realiza el pueblo enajenado es la maldita televisión y toda la prensa reaccionaria, quienes han convertido a las masas en una borregada enloquecida, que como orates vociferan: “¡México, México! Y el otro estribillo repugnante, “¡Sí se puede, sí se puede!”. ¡Qué grotesco espectáculo! ¡Qué repugnante enloquecimiento provocado por la miserable propaganda nazi-fascista de Televisa, TV Azteca y secuaces! El deporte profesional es un jugoso negocio para los burgueses que organizan esta fiesta que de deportiva no tiene ni un pelo. ¿Pero cabe la pregunta: Quiénes son los dueños de la selección Nacional? ¿No son acaso los más grandes y peores enemigos del pueblo? Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas Pliego, el clan Hank Rhon y otros déspotas de igual pelaje, ellos son los verdaderos dueños del equipo que representa a México. Ellos son los únicos beneficiados con la orgía futbolera. Glorificar a la Selección Nacional es glorificar a los verdugos de la clase obrera. Con suma facilidad las muchedumbres inconscientes son aprisionadas por este torbellino patriotero creado por los fascistas en el poder. Un pueblo consciente de ninguna manera permite ser manipulado por reaccionarios demagogos, por muy poderosos y sagaces que éstos sean. Gritar vivas, saltar, dar maromas, pintarse la cara tricolor, etcétera, etcétera, no tiene nada de nacionalista. Nada de patriótico. Y sí tiene, en cambio y en abundancia, mucho de imbecilidad, mucho de conducta propia de desvariados. La Federación Internacional del Futbol Asociado (FIFA) es una verdadera mafia. Un auténtico monopolio internacional de la industria del futbol. Cártel futbolero al cual la gran mayoría de los gobernantes de los países se le arrodillan. El pueblo trabajador no necesita de futbol o de otra diversión que lo embabuque y que lo trastorne. Al contrario, el pueblo debe de rebelarse contra esos miserables que tratan de embriagarlo para que no piense, para que no tome consciencia, para que no se organice y se levante contra quienes lo tienen en la opresión. La industria del futbol es un gran negocio. Una poderosa empresa capitalista. De deporte, de ejercicio físico sano no tiene absolutamente nada. Los obreros de vanguardia, los revolucionarios y sobre todo los verdaderos comunistas deben de esforzarse por apartar al pueblo trabajador de este aquelarre burgués. No hacerlo es convertirse en cómplice de la FIFA, de Televisa, de TV Azteca y compinches. Las competencias deportivas internacionales (como las Olimpiadas y el futbol) efectuadas de tiempo en tiempo tienen los siguientes objetivos. Divertir y trastornar a las masas para que se olviden de la crisis capitalista que los tortura y olviden su situación de esclavos; infectar de chovinismo a cada pueblo del país participante, inoculando patrioterismo retrógrado que desune a la clase obrera internacional; mostrar que las grandes potencias son invencibles en todo y llenarse los bolsillos de dólares la FIFA y sus patronos los grandes bancos internacionales, otorgándoles migajas a los dictadorzuelos anfitriones del evento. Todo lo anterior a expensas de la miseria y la ruina del pueblo trabajador. ¿Qué de nacionalista tiene brincar como saltimbanqui, como chango enloquecido vociferando incoherencias? ¿Qué de patriótico tiene envolverse en el hilacho tricolor priista? El hecho de que una porción del pueblo sea incitada para que realice actos detestables, perturbada por la propaganda goebbeliana de Televisa y cofradía es, en gran parte, culpa también de los verdaderos comunistas que han descuidado la educación política revolucionaria de las masas trabajadores. Quienes se cuelgan el marbete de revolucionarios marxistas no han actuado con resolución, energía y consecuencia para poder cumplir a cabalidad con su deber de abrirle los ojos al pueblo. Los marxistas han dejado de llevar a cabo su obligación ineludible de concientizar a las masas. No es honrado tratar de justificar, de mil maneras, su grande y condenable falta. Deber de los verdaderos marxistas-leninistas es: agitar, propagar y organizar a las masas en cualquier momento y en cualquier lugar. Y no desaprovechar ninguna coyuntura favorable que se presente. No hacerlo es convertirse tácitamente en cómplice de la dictadura burguesa. Andar a la cola de la izquierda reaccionaria es hacerle el caldo gordo a la fuerza política Morena, del charlatán Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quienes muchos de ellos festinan los triunfos de la Selección Mexicana (es más, muchos poderosos burgueses miembros de Morena son recios pilares del equipo tricolor nacional) y se encrespan cuando ésta pierde, ¡qué cosa más despreciable! ¿Habrá alguien en su entero juicio que piense que AMLO en caso de que se entronizara en el poder sacaría al país de esa mafia futbolera que es la FIFA? Si otros gobernantes más a la izquierda que AMLO, de buena gana, pertenecen a ese cártel futbolero (verbigracia Venezuela, Argentina, Uruguay, el mismo Brasil, etcétera, etcétera). Porque AMLO no lo habría de hacer. Los socialistas del siglo XXI también necesitan de instrumentos y eventos resonantes para aturdir y embabucar a sus respectivas masas trabajadores. Tanto los sátrapas de izquierda como los de derecha necesitan a la FIFA. Necesitan adormecer con el opio futbolero a sus respectivos pueblos para que no se levanten airados en revolución. Que celebren el Mundial futbolero los sátrapas de los diferentes países. Que se regocijen los tiranos al ver cómo las masas ignorantes y fanatizadas en lugar de organizarse y levantarse a luchar se pintan la cara como pigmeos y gritan, brincan y corren como poseídos por el demonio. Los obreros con conciencia deben repudiar con airada rabia este espectáculo de orates. Ser patriota verdadero es luchar por derrocar a los maldito vende patrias que detentan el poder. Es luchar incansablemente y librar todos los obstáculos para hacer de nuestro México una patria libre y socialista. Donde el hambre, el desempleo, los salarios raquíticos y la explotación desaparezcan para siempre. Ser verdaderamente patriota es no dejarse manipular por la maldita televisión. Amar a México es combatir con tenacidad contra el régimen vende patrias que detenta el poder. ¡Abajo con la industria futbolera! ¡Abajo con los mafiosos de FIFA! ¡Abajo con Televisa, TV Azteca y cofradía! ¡Victoria a la lucha combativa de liberación del pueblo pobre y trabajador brasileño! Javier Antuna Tijuana, B. C. Teléf. (66 4) 1 97-46 31