Era la noche del 31 de diciembre de 1990, sin aprobar el presupuesto de egresos al Gobierno del Estado para el ejercicio de 1991, que le urgía se aprobara antes de las doce de la noche. El Gobernador se negaba a incluir en su presupuesto de egresos, entre otros rubros, el pago de una Prima de Antigüedad que contemplaba la Ley del Servicio Civil en su artículo 51, fracción XI desde el 20 de octubre de 1989 y que exigía desde entonces en mi calidad de Diputado y Representante de la Sección 37. El Diputado Víctor Amaya y la Bancada del PRI, que él coordinaba, apoyó mi reclamo e hicimos mayoría, finalmente se aprobó el Presupuesto de Egresos que incluía el pago de la Prima de Antigüedad, que por primera vez se pagó en 1991. Aunque el mérito se lo llevó el Secretario General de la Sección 37, Profesor Antonio Salvatierra González, yo le agradecí al Diputado Víctor Amaya y a los maestros Diputados Martina Montenegro Espinoza, Rogelio Appel Chacón, Gregorio Lara Güereña (Q.E.P.D.) y al Diputado Catalino Zavala que nos ayudó con su voto, que fue el definitivo. Con mucho pesar y tristeza, me entero, ya un poco tarde, del fallecimiento de mi amigo Víctor Amaya Márquez. Compartimos una amistad como Diputados en la XIII Legislatura del Congreso del Estado de B. C., de 1989 a 1992. Lo recuerdo como un férreo defensor de Tecate, del que se manifestaba muy orgulloso y no aceptaba críticas en su contra. Fue coordinador de los Diputados del PRI y apasionado también de su partido. Fue Secretario del Sindicato de Burócratas y defendimos juntos la aplicación de la Ley del Servicio Civil, que recién se aplicaba con el inicio de una administración panista con Ernesto Ruffo Appel, primer Gobernador de ese partido. Le envío mis condolencias a su familia. Apenas estábamos haciendo planes para volver a reencontrarnos. Ignoro las causas de su fallecimiento. ¡Descanse en paz! Su amigo… Profr. Juan Ríos Pérez Correo: [email protected]