Sergio Reyes Coca/CICESE y Ricardo Troncoso Gaytán Hace aproximadamente 17 años, durante los meses de primavera de 1997, se empezaron a detectar en el Pacífico diversas señales oceánicas y atmosféricas, indicativas de la formación de un evento, “El Niño”, de características muy intensas. Conforme pasaron los meses, ese fenómeno climático fue evolucionando hasta convertirse, a finales del verano de 1997, en lo que entonces se estimaba, sería “El Niño del Siglo XX”, por sus proporciones gigantescas; y con ello, los consecuentes impactos destructivos alrededor del globo, incluso mayores que aquellos asociados al evento “El Niño” de 1982/83, que hasta ese momento tenían el record de la mayor intensidad y los peores impactos asociados en la historia moderna. Sin embargo, para finales del invierno y principio de la primavera de 1998, ese cálido fenómeno se atenúo drásticamente al cambiar súbitamente el estado del Océano Pacífico a condiciones frías, propias de “La Niña”, mismas que en general han dominado desde entonces y que han mantenido a Baja California en una prolongada e intermitente sequía. En sincronía con este enfriamiento del Pacífico ecuatorial, ocurrió un enfriamiento del Pacífico Norte Oriental y un calentamiento en el occidental, en lo que se conoce como salto climático a la fase negativa de la Oscilación Decenal del Pacífico. Desde principios de 2014, se han observado condiciones conducentes a la formación de un evento “El Niño”. Durante marzo, las temperaturas del mar en el Pacífico ecuatorial eran tan altas, que se creyó podría ser indicativo de un “El Niño” tan intenso como el de 1997/98. Sin embargo, en mayo se detectó una disminución en el calentamiento de la superficie del mar, por lo que los pronósticos cambiaron a la probabilidad de un evento “El Niño” moderado. En otros términos, las características azarosas de los ciclos naturales y las limitaciones computacionales, aún no nos permiten prever con suficiente certeza y detalle lo que se puede esperar para este próximo invierno 2014/2015. Por el momento, solo se puede afirmar que las actuales condiciones físicas en el Océano Pacífico Ecuatorial, son indicativas de la gestación de un evento cálido de “El Niño” para el invierno 2014/2015. Condiciones actuales en el Océano Pacífico Para comprender mejor lo que está ocurriendo actualmente en el Océano Pacífico Ecuatorial, recordemos que, cuando se gesta un evento “El Niño”, éste inicia con un debilitamiento en los vientos alisios que soplan del Este hacia el Oeste en la región ecuatorial, acumulando aguas cálidas en la región del Pacífico Occidental, formando una gigantesca poza de agua cálida en el Pacífico asiático. Cuando los vientos alisios se debilitan durante varias semanas, dejan de “empujar” suficientemente las aguas superficiales desde el Pacífico americano hacia el Pacífico asiático, ocasionando un “desborde” hacia el Este de la poza cálida, a lo largo del Ecuador, con la consiguiente redistribución de gran cantidad de calor, energía y masa en el sistema océano/atmósfera de esa región. Esta redistribución se lleva a cabo mediante grandes olas conocidas como Ondas Kelvin, que se propagan por debajo de la superficie del mar, desde el Pacífico Occidental al Pacífico Oriental. Estas ondas tienden a disminuir el usual desnivel del mar entre ambos lados del océano y a incrementar la temperatura superficial del mar, lo cual favorece la formación y propagación de tormentas tropicales y extratropicales hacia el Oeste americano, e induce perturbaciones en las condiciones climáticas en diversas regiones del planeta. La Onda Kelvin que se ha formado en el Océano Pacífico, se puede visualizar en el incremento en el nivel del mar, en prácticamente todo el Pacífico Oriental americano, en la figura 1. Este fenómeno de propagación de calor e incremento en el nivel del mar, vía una Onda Kelvin ecuatorial, se puede asociar a la primera etapa en la evolución de un evento “El Niño”. Como se comentó, aún es temprano para poder definir las características e intensidad que desarrollará “El Niño” para el período típico de noviembre 2014-abril 2015. Por el momento, el calentamiento oceánico que ya se está observando, solo nos permite dar una alta probabilidad de lo que esperamos mirar en este próximo verano de 2014, para la vertiente del Pacífico Mexicano. Verano seco y cálido en la región mediterránea El incremento de temperatura en la región oceánica al Oeste de América, particularmente frente a México continental y Baja California, favorece un verano más cálido y húmedo en toda la región costera de la Península. Otra posible consecuencia de la mayor disponibilidad de calor, es el potencial oceánico acrecentado para la formación de tormentas tropicales y huracanes. No es erróneo suponer que la gran intensidad del primer huracán, “Amanda” (categoría 4), observado en mayo pasado, haya sido precisamente por la alta disponibilidad de calor asociado a la Onda Kelvin ecuatorial, que se ha propagado al Pacífico americano, donde ocurre la génesis de los huracanes. Conforme el calor propio de verano y otoño, y el asociado al transporte de las Ondas Kelvin continúe manteniendo anómalamente alta la temperatura superficial del mar en la vertiente del Pacífico americano, se favorecerá la formación de tormentas de origen tropical, principalmente durante los meses de agosto, septiembre y octubre. La combinación con el monzón estacional mexicano a lo largo del Golfo de California, dará por consecuencia lluvias y chubascos en zonas montañosas de las sierras de la Península de Baja California. La Comisión Nacional del Agua (México) y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (EUA), están pronosticando que debido al evento “El Niño” se espera una temporada con 14 a 20 tormentas tropicales, de las cuales, de siete a nueve, podrían convertirse en huracanes, y de éstos, cinco podrían superar la categoría 3. También hay una probabilidad muy alta de que estos ciclones de verano afecten tanto a la región continental de México, como a Baja California Sur. Aunque es muy improbable que una tormenta tropical o huracán impacte directamente la región mediterránea de Baja California, es posible que los remanentes de una tormenta en el Pacífico subtropical oriental, traigan lluvias en forma de chubascos con truenos y relámpagos, que puedan ocasionar inundaciones repentinas, particularmente en zonas desérticas y el Valle de Mexicali. Por otro lado, las altas temperaturas que se esperan, incrementarán el potencial de “golpes de calor” e incendios en la región noroeste de la Península, pues las características de sequía de los últimos años, aún están latentes en los bosques y campos de Baja California, por lo que se deberán mantener los esfuerzos por evitar fogatas y quemas clandestinas. Expectativas para invierno2014-2015 Solamente si el Océano Pacífico Ecuatorial continua incrementando su calor durante los siguientes meses de 2014, como consecuencia de otra Onda Kelvin que bien puede desarrollarse de aquí al invierno, o quizás como consecuencia de otro salto climático inter-decenal de la Oscilación del Pacífico, y que como resultado “El Niño” se intensifique, entonces podremos esperar condiciones lluviosas para este invierno en Baja California. Esta expectativa la podremos corroborar con mayor certeza a finales del verano, por lo que habrá que esperar unos meses más.