No le gustaba el protagonismo, lo mismo departía con el empleado que con el alto ejecutivo, para él no había distinción. Su vida giraba alrededor de su empresa, “era su vicio”. Será recordado como un empresario pragmático, forjador, innovador, sobre todo magnánimo. Don Ernesto Jiménez Orozco, fundador de Pasteurizadora Jersey del Noroeste, una de las empresas más consolidadas en la región, falleció la mañana del martes 3 de junio de 2014 en su residencia en el Centro de la ciudad, a la edad de 89 años. Nacido en Mazatlán, Sinaloa, pero acogido en esta frontera desde los tres meses de nacido, apuntaló una empresa líder, 100 por ciento regional, dedicada a la producción y comercialización de lácteos, específicamente leche, cremas, yogurts y mantequilla. Sus productos se distribuyen en Baja California, Sonora y Sinaloa. Laboró desde muy joven en Pasteurizadora La Suiza -propiedad de su padre, el español Cesáreo Jiménez-, sin embargo al tomar las riendas del emporio lechero, decidió darle un giro al concepto, bajo un nombre muy acorde a la frontera: Jersey. Fernando Barona, presidente del Consejo Estatal de Productores de Leche en Baja California, describió que “Neto”-como era conocido entre sus amistades- era un hombre comprometido con su industria, pero también para que los productores tuvieran facilidades ante la proveeduría de la leche. “Como era muy pragmático, siempre escuchaba los distintos puntos de vista para formarse los propios, siempre preocupado por los temas como el comercio, la importación, exportación de la leche, el abasto. Siempre estuvo contemplando la industria como una cadena productiva”, expresó Barona. Don Ernesto Jiménez provenía de una familia visionaria. En 1926, cuando la empresa se llamaba La Suiza, su padre adquirió un pasteurizador de leche, mientras que en el centro de la República la leche era vendida “recién salida de las rancherías”. Y es que en Tijuana, la competencia estaba en California, Estados Unidos. “Fue muy visionario al producir una leche de alta calidad. La presencia en la frontera, los motivó a ser altamente competitivos, al grado de que la leche americana no tuvo una necesidad de atender una demanda, porque en Jersey había volumen y calidad. Fue un gran empresario, porque cuando el mismo comercio pretendía traer leche con menos grasas, ligeras, dietéticas y descremadas, inmediatamente innovó y puso la leche Low Fat (2% de grasa), Nonfat (intolerancia a las grasas) y Deslactosada. Siempre que había una demanda nueva por el mercado americano, él la atendía”, evocó el representante de los productores de leche. A “Don Neto” se le atribuye también la venta de leche en galón, la cual no existía en el país. Solo se manejaba la comercialización del producto por litro. “Como el americano estaba compitiendo con galones y medios galones, pues Don Ernesto creó su propia fábrica de envases, así como de etiquetas y tapones. No le gustaba ser vulnerable, y tampoco podía estar a expensas de que si le querían vender o no los insumos para el envasado”. Pero no solo la leche Jersey marcó a los tijuanenses, otros productos que están en el gusto del consumidor son el juego de naranja, crema La Suiza, yogurts y mantequilla. “Como un aguerrido empresario comienza a sacar nuevos productos, se anima a incursionar en leches ultra pasteurizadas. Empieza a introducir el tetrapack, porque ahora la competencia era del Sur y las leches tenían mucha vida en el anaquel”, relató el productor lechero. De acuerdo con Fernando Barona, muchas de las ideas innovadoras en Jersey correspondían a Don Ernesto, pero mucho tuvo que ver el apoyo que recibía de sus dos hijos varones, Horacio y Jesús Ernesto. A Don Ernesto Jiménez se le atribuye la creación del Museo de Historia de Tijuana, mientras que en obra social fue precursor de parques temáticos en Valle de Guadalupe, Rosarito y El Florido. “No te imaginas la cantidad de obra social y benéfica que realizó, diariamente apoyaba a la gente, pero eso sí, siempre de bajo perfil, no le gustaba el protagonismo; al contrario, de una sencillez absoluta, mantenía esa humildad digna de un señorón. En paz descanse”, finalizó Barona. A Don Ernesto le sobreviven su esposa, hijos y nietos.