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lunes, octubre 7, 2024
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De la calle a los foros nocturnos

Las agrupaciones musicales de dos integrantes prevalecen en Tijuana. No son nuevas. Algunas llevan años desempeñándose y actualmente se encuentran bien posicionadas, como variedad local en centros nocturnos. Otras, enmarcadas en un contexto predominantemente urbano, tocan esporádicamente en espacios abiertos o lugares públicos. En el ámbito de los bares, son característicos los dúos que complacen a la audiencia con temas románticos o de rock; en la vía pública, los que se especializan en música regional como el son o el corrido. Intérpretes de tarima o auténticos trovadores (de banqueta), lo cierto es que pululan en distintos y distantes puntos de la ciudad. La música de dueto a nivel local, está en apogeo. Sitios en la zona centro, ofrecen esta modalidad de música en vivo. El San Diablo Bar, con la actuación de Marcos Zamudio y Mauricio Ruiz a cargo de los denominados “Miércoles de Trova”, y la Tasca de la Sexta, espacio en el que el mismo Mauricio Ruiz y la cantante Samantha Rae han ocupado el entarimado. En la colonia Marrón, el Hugo’s Bar cuenta con sus músicos de casa, Paco y Álex, quienes tienen bien afianzada una nutrida serie de interpretaciones en español con guitarra acústica los viernes por la noche. Un concepto similar ocupa el pequeño entablado del bar todos los sábados. “Le sacamos el mejor jugo al equipo” A la entrada del fraccionamiento Hipódromo, la galería Distrito 10 es escenario de una mancuerna musical conformada por Trilce Carpanessi y Jesús Laborín, cancionistas que cada viernes ejecutan una cuidadosa selección de rock latino. ZETA asistió a una de sus presentaciones y, posteriormente, platicó con ambos a propósito de su trayectoria: Ellos comenzaron a tocar en los camiones, hace aproximadamente cuatro años. “Ahí empezó el proyecto”, mencionó Carpanessi, un oficio compartido que según ella, tuvo como motivo la simple necesidad de trabajar. Fruto de ese desempeño fue la inclusión de dos temas escritos e interpretados por ambos, en un disco de música urbana titulado “La Sonora Camionera”, cuya producción realizada en Tijuana el año 2011, corrió a cargo de Irina Georgieff y Gabriel Romero Anzueto, con apoyo institucional. En aquel entonces la propuesta del ensamble era acústica, las condiciones propias de su espacio laboral (los autobuses) no resultaban propicias para la instalación de equipamiento como amplificadores y ecualizador. Carpanessi y Laborín, actualmente tienen como sede de sus actuaciones, espacios establecidos, de modo que cuentan con la posibilidad de conectar equipo, como micrófonos y demás aparatos, lo que le da un carácter particular a su oferta musical. Con el solo uso de un par de guitarras y sus voces, así como un moderado soporte tecnológico, hacen de canciones de Zoé, Jarabe de Palo y Caifanes, entre otras agrupaciones, esmeradas interpretaciones. El estilo de la voz de cada uno, la reverberación de la guitarra acústica y la distorsión de la eléctrica son elementos que caracterizan a esta dupla de baladistas. “Le sacamos el mejor jugo al equipo que traemos”. Carpanessi no requiere de mayores términos para definir la pulcritud de la que están preñadas sus ejecuciones. “Interpretamos las rolas con el máximo recurso (posible)”, coincide Laborín, en alusión a su oficio como ejecutores de temas ajenos: la calidad interpretativa. Se dicen interesados en fomentar el gusto por la canción como forma tradicional de composición musical. “Lo que estamos haciendo viene de las formas básicas”, es el parecer de Laborín. “La idea es volver a la escena todo este jale”. En este sentido, mencionó que tienen como prioridad concientizar a la audiencia, “crear conciencia entre la gente de la experiencia que significa ir a un lugar y escuchar música en vivo”. Propósito que con todo y su noble orientación, no tiene garantizado lograrse, en vista de que requiere del respaldo indispensable de quienes administran los espacios adecuados para las presentaciones de esta pareja. “Tienes que andar tocando donde te dejan”, lamenta Laborín, a propósito de lo cual su compañera explica: “El problema es que es un trabajo no reconocido, puedes tocar ahora, mañana quién sabe, no tienes arreglo”. Ejemplifica la situación con el caso de empresarios organizados del sector gastronómico: “la unión de restauranteros, están fuertes, si no quieren a alguien no lo reciben”. Como miembros del Sindicato de Músicos Organizados, ambos claman por que haya mayor acercamiento con el rubro empresarial. En opinión de Carpanessi: “Deberían estar conectados los bares con los sindicatos”. Por lo pronto estos dos ejecutantes tienen asegurada una temporada de sesiones en el lugar donde actualmente se presentan. Cecilia Navarro, propietaria del café galería Distrito Diez, informó a ZETA que el dueto seguirá sesionando cada viernes en el foro al aire libre de ese negocio, al menos hasta el próximo verano. La galerista y promotora cultural dijo haber organizado una presentación de prueba en febrero, y que dada la reacción favorable del público se tomó la decisión de calendarizar las participaciones de esta mancuerna. Particularmente, lo que a ella le ha agradado de la agrupación, en sus propias palabras, es “esa armonía en sus voces, esos acoplamientos en las guitarras”. Y, según refirió, “la gente pregunta por ellos, vienen a buscarlos”. La galería es conocida por extender sus espacios de difusión al terreno de la música, con presentación de solistas, duetos y alineaciones mayores. En ese contexto, el objetivo es “darle la oportunidad a esos talentos que uno ni se imagina”, finalizó Navarro.      “Nosotros tocamos para toda la gente” Al margen de la variedad de los centros nocturnos, de las contrataciones por temporada y los escenarios acondicionados de las barras; figuran las parejas de músicos que apuestan por ofrecer sus interpretaciones de manera ambulante y lo mismo pueden tocar frente a una taquería que al interior de una cantina. Algunos de estos ensambles están abocados a los géneros regionales. Este tipo de propuesta se ha podido apreciar en circuitos de esparcimiento como el Pasaje Rodríguez, donde meses atrás se presentó un dueto de son sureño, con voces femenina y masculina, así como guitarras bien armonizadas.        Otro dúo apegado a la música regional, habituado al desempeño itinerante en diferentes establecimientos, es el que conforman los hermanos González Delgado, quienes interpretan música norteña en la modalidad de balada.  Todo ese repertorio cultivado por connotadas figuras como Lorenzo de Monteclaro, Ramón Ayala y los Bravos del Norte, Lalo Mora y los Invasores de Nuevo León, Los Cadetes de Linares y Grupo Pesado, es lo que estos jóvenes regiomontanos pretenden inculcar en el gusto de la gente; canciones insertas en el género del bolero y la cumbia norteña, entre otras tendencias; música tradicional del territorio neoleonés y entidades aledañas como Durango y Tamaulipas. “Empezamos a tocar canciones norteñas de nuestro estado, Nuevo León –dijo Oswaldo, guitarrista y vocalista del dueto–, con la idea de que la gente escuchara la música viejita norteña, que es muy bonita, que la gente conociera la música de allá”. No comulgan con la idea de estereotipar la oferta musical de su estado con el subgénero del narcocorrido, bastante popular hoy en día: “La música norteña actual es muy distinta, no queremos darle esa imagen a la gente, de los narcocorridos y las balaceras, nosotros tocamos para toda la gente”. El músico se expresa sin reservas y a propósito del polémico subgénero remata: “a nuestro ver, es perjudicial”.  En los sitios donde se presentan, el público se muestra complacido con la propuesta de los hermanos González Delgado, quienes sin apostar por una imagen característica de intérprete norteño (con sombrero, botas picudas, ropaje barbado) y vestidos de manera casual (con ropa de diario) ejecutan impecablemente temas como “Tragos de amargo licor”, “Que la dejen ir al baile sola”, “Flor de Capomo”, “Es que la vecina me puso el dedo”, de un total de 18 que ya tienen bien afianzados. El dúo se caracteriza por la voz de Oswaldo, cuyo registro es grave, así como por el empleo de melódica en lugar de bandoneón o acordeón en manos de su hermano Aníbal. A propósito, el vocalista mencionó que más que elogiarles la interpretación de un tema en específico, la gente suele decirles: “qué bonito tocan”.    No por el solo hecho de ser del norte, han decidido enmarcarse en el género emblemático regional. Provienen de una familia apegada a la música. “Mis tíos son músicos, no se dedican a eso, tienen el don”. Oswaldo refirió que creció viendo tocar guitarra a sus parientes en reuniones y que aprendió a tocarla con sus primos, con quienes formó parte de distintas agrupaciones. “Un primo me puso la guitarra y me dijo tócale…nunca pensé hacerlo”, relató. Hoy cuenta con 26 años de edad y su hermano, Aníbal, con 20. Llegaron a Tijuana hace aproximadamente 8 años. Su trayectoria como intérpretes de música norteña no es larga, de cualquier modo los hermanos González Delgado se están posicionando en espacios diversos como el Das BierHaus, sobre el bulevar Cuauhtémoc, o la taquería el Taconazo de Playas de Tijuana. Otro negocio donde han hecho gala de su talento es el bar La Cocina de Cecy, ubicado en la colonia Revolución. En más de una ocasión, los parroquianos del lugar han aplaudido los temas ejecutados por este par de consanguíneos. “A la gente les gusta”, opinó sobre el nivel de aceptación que ahí han tenido, una de las jóvenes que atienden en el sitio, Jennifer Loaiza. Incluso refirió que con todo y que sus presentaciones son de carácter espontáneo, el espacio se pone a disposición cabal de estos intérpretes. “Se apaga la rockola y ellos tocan. Aquí les gusta mucho”. La consultada mencionó que incluso en una ocasión, a petición de la clientela, repitieron el repertorio.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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