Mientras se dirigía a una cita médica con su esposa e hijo, el 14 de abril de 2014, Ignacio notó que un vehículo blanco lo seguía de cerca. En el Nissan Tsuru, viajaban dos hombres con gafas oscuras, quienes no fueron reconocidos por Ignacio ni por su familia. “Después de cuadras de estarme siguiendo y al sentirme acosado, sobre todo porque el carro iba tan cerca del mío que casi chocaba su defensa contra la mía, decidí disminuir mi velocidad y acercarme a lugares concurridos”, expuso el hombre a ZETA. El ciudadano transitaba por la avenida Paseo de los Héroes cuando escuchó una torreta de patrulla y una voz que le ordenaba detenerse. “Me fijé y vi que los hombres no tenían uniformes de policía ni de gobierno”, explica el afectado. Ya que los hombres no mostraban documentación ni se identificaban, el conductor siguió su marcha mientras era objeto de gritos e insultos para que se detuviera. Después, “comenzaron a emparejarse y acercarse a mi vehículo en movimiento, su carro invadió el carril del otro sentido y hasta provocó que los otros carros tuvieran que frenar y esquivarlo”. El altercado, que duró menos de cinco minutos, a decir de Ignacio, escaló cuando el vehículo intentó cerrarle el paso “de manera imprudente y violenta, al voltear a verlos, me gritaron y me hacían señas agresivas de que me parara”. “Preferí entrar a un estacionamiento público porque vi una patrulla municipal, pero mientras me estacionaba, el carro se emparejó a mi ventana”. Desde ahí, narra el afectado, comenzaron a gritarle “nos las va a pagar, cuando vayas, te va a salir una multa por mamón”. Momentos después, el conductor, con su familia a bordo, notó que la unidad tenía la leyenda “Verificación Fiscal Vehicular”, así como logotipo del gobierno del Estado y el número 34, a un lado. El vehículo propiedad del gobierno del Estado, siguió al conductor hasta que éste entró al estacionamiento público, dio una vuelta en “U” con rechinido de llantas, obstruyendo el tráfico que se incorporaba de la Vía Rápida hacia la calle de la Zona Río, hasta finalmente retirarse. En efecto, el vehículo propiedad de Ignacio, transita con placas no revalidadas, por lo que está consciente de las multas y recargos de los cuales será objeto. Sin embargo, el ciudadano considera que ello no es justificación del trato que recibió. “Fui víctima de hostigamiento, abuso de autoridad, amenazas e intento de daños en propiedad ajena por su manejo imprudencial”, sostiene el ciudadano que interpondrá una denuncia en Contraloría. Y es que de acuerdo al Reglamento de Tránsito y Control Vehicular de Tijuana, en su artículo quinto, faculta como autoridades inspectoras para regular, vigilar, supervisar y aplicar las disposiciones del estatuto al Ayuntamiento, la Secretaría de Seguridad Pública y la Dirección General de Policía y Tránsito Municipal, por conducto de los agentes de la policía y tránsito municipal. En el artículo séptimo del mismo reglamento, se establece que corresponde a esta Dirección, por conducto de sus agentes, la inspección y vigilancia del cumplimiento de las disposiciones, así como la aplicación de las sanciones correspondientes. Por lo que el ciudadano cuestiona la intervención de funcionarios estatales tanto en inspecciones vehiculares como su facultad para detener a los conductores, sin que el actual reglamento se los permita. “En mi caso, no reconocí al vehículo porque no se ostenta como una patrulla municipal, estatal o federal, podría confundirse con cualquier otro vehículo con sirenas amarillas como la de una aseguradora o de una empresa de seguridad privada, entonces no me detuve”, refiere. Además, el ciudadano enfatiza la prepotencia con que actuaron los funcionarios estatales, así como su imprudencia al manejar e intentar cerrarle el paso. “No es una actitud propia de un funcionario público, además de que pone en riesgo al resto de los automovilistas y peatones”, opina.
Acusan de hostigamiento por agentes de Verificación Fiscal
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