Cuando en 1988 y disconforme con lo que en su partido el Revolucionario Institucional, se trataba de elegir al candidato a la Presidencia de la República, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano se reveló al sistema. Con otros que pensaban como él luego de no ser favorecidos por el entonces –y ahora- dedazo presidencial, compitió contra el PRI desde la unión de las izquierdas políticas mexicanas. Cuauhtémoc Cárdenas no logró entonces, ni en los años subsecuentes, derrotar al sistema político priista. Pero sí pudo convertir al Partido de la Revolución Democrática que creó un año después, en 1989, en la tercera –y en ocasiones la segunda- fuerza política en el País. Aguerrido y con la calidad política de su padre, el expropiador Lázaro Cárdenas del Río, a cuestas, el ingeniero le dio presencia, ideología y posición a su partido el PRD… hasta que lo dejó en manos de las entonces nuevas –hoy anquilosadas- generaciones de políticos de izquierda, provenientes muchos de lo más rancio de la oposición, y otros de lo más granado y renegado del PRI. Así, hace 25 años el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, cambió la distribución ideológica de la política en México… y hoy, pretende cambiar de nuevo, pero al partido que él formó y que poco a poco, peso a peso, acuerdo tras acuerdo, ha ido perdiendo no sólo presencia y posiciones políticas, acaso y más grave, ha perdido credibilidad. En su discurso en la celebración de los 25 años del PRD, Cárdenas dio cuenta de ello. Incluso de la ruptura tras la salida de Andrés Manuel López Obrador en 2012, aun cuando no se refirió al político por su nombre, sí dijo que aquel año, “El PRD sufrió la más grave deserción que le haya ocurrido en 25 años de existencia”. Y lo que son las cosas, a sus 80 años, en el retiro de la política pero activo en su papel de líder moral y conciencia del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas se erigió una vez más y 25 años después, como quien puede salvar a ese partido de la ignominia política y el descredito social. No será fácil, con todo y Cárdenas, que el PRD recupere la credibilidad que un día tuvo. Las insanas y promiscuas –en términos políticos- alianzas que han hechos sus dirigentes con gobiernos y partidos contrarios a su ideología y papel, han minado esa institución. Es decir, había cosas que en el pasado se esperaba que sucedieran en el PRI, luego en el PAN también corrompido por ostentar el poder presidencial o gubernamental en cualquiera de sus niveles, pero que no se imaginaba que pudieran suceder en la izquierda. Aquellos conceptos de una izquierda cercana a la población más necesitada, de una izquierda que buscaba la democracia, la transparencia y la libertad, poco a poco se han ido olvidando en ese partido y en el precepto que la sociedad electoral tiene del PRD. Aquellas palabras cuya esencia dieron el arrojo para salir del oficialismo priista y enfrentar el presidencialismo de misma cepa, en el discurso de Cárdenas de hace unos días, aparecieron como la añoranza de adonde se quiere llevar a ese partido. Las palabras que más resaltaron en la consigna cardenista hacia los suyos fueron otras, por ejemplo, declive, achicamiento, cuotas, reducido, dócil. Ciertamente esas son expresiones que se ligan al Partido de la Revolución Democrática últimamente, faltó quizá corrupción, pues no se pueden olvidar aquellos momentos cuando fajas de billetes fueron entregados a miembros de ese partido, o el caso de Gobernadores que incluso como Narciso Agúndez de Baja California Sur han pisado la cárcel, o los alcaldes que vendieron gobierno y partido, incluso la hoy trabajadora de un gobierno priísta y ex presidenta del PRD, Rosario Robles, a quien un ex amigo y patrocinador le reclama millones de pesos que dice haber invertido en el partido del sol azteca cuando ella aún lo lideraba. Las alianzas electorales del PRD con el Partido Acción Nacional tampoco pasan desapercibidas. Instalados el primero en la izquierda y el segundo en la derecha en términos de ideología, fue y ha sido difícil verlos ir juntos en candidaturas a gobernador, a legisladores y alcaldes, y a pesar que sus aliados “mayores” no les respetan las cuotas de una coalición –es el caso de Baja California- quienes han dirigido el PRD durante los últimos doce años, todos afines a una corriente interna, siguen transando políticamente incluso con el PRI. En el PRD sus dirigentes olvidaron el grito de libertad, de democracia, justicia, igualdad, y se sentaron en una mesa con el presidencialismo más rancio que representa Enrique Peña Nieto, para ser comparsas en un Pacto por México que a la fecha no ha traído ni beneficios ni mejoría en la calidad de vida de los mexicanos. Y Pacto donde los perredistas que acordaron y firmaron la alianza estratégica con el presidente, también fueron traicionados de manera oportuna en la reforma energética. Cárdenas refirió en sus palabras emotivas al 25 aniversario del partido, “El PRD ha caído en la distorsionante práctica de tomar sus grandes decisiones por cuotas y pesos relativos; el debate de ideas no es una práctica cotidiana y los principios frecuentemente se hacen a un lado para privilegiar alianzas electorales con quienes piensan y actúan en contra de los postulados del PRD; la formación de cuadros y el trabajo de organización en aquellas partes en las que se tiene poca presencia, son asuntos olvidados”. Y vaticinó en caso que estas prácticas subsistan: “El futuro al menos inmediato y el de mediano plazo es de un partido en declive, en achicamiento, una perspectiva de voto reducido en 2015 y en 2018 con el riesgo de acercarnos a la condición de un partido que no sea útil a causa alguna y a nadie sea una persona o sea un colectivo”. Sentenció a quienes desde la cúpula negriamarilla se casan con el partido en el poder, con el PRI de Peña Nieto e intentan justificar su posición con la transformación de la izquierda en beneficio del país, “Al País de nada le sirve una izquierda dócil y dizque a la moda… “…Solamente al régimen entreguista y neoliberal le conviene decir que hay que ser una izquierda moderna y alejada de radicalismos”. En 25 años, el PRD está donde inició. Con el presidencialismo priista en el poder de la República, y con la necesidad de nacer como una fuerza política distinta, que esté cerca de los mexicanos y lejos del PRI. El problema es que en 25 años, no se ha creado un liderazgo sólido que permanezca en el partido y signifique el futuro, tan no se ha dado, que la única esperanza que tienen los perredistas, es la misma de hace 25 años: el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, a sus 80 años de edad. ¿Será factible?