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martes, octubre 1, 2024
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Surge Ediciones Proceso

En un contexto editorial donde los grandes corporativos trasnacionales compran los sellos “pequeños”, independientes o nacionales, siempre es celebrable el surgimiento de una editorial mexicana. Precisamente, en 2014 nació en el país Ediciones Proceso, y debutó con el título “Colosio. El Futuro que No Fue”, sobre el caso del ex candidato presidencial, asesinado el 23 de marzo de 1994. Luego de la lectura de “Colosio. El Futuro que No Fue”, el lector obtendrá sus propias conclusiones, reforzará o cambiará su teoría sobre el asesinato que cambió la historia del nuevo México bárbaro (emulando a John Kenneth Turner). Coordinado por Alfonso Durazo, el título reúne testimonios en torno a Luis Donaldo Colosio Murrieta, de personajes como Héctor Aguilar Camín, Agustín Basave, Manuel J. Clouthier, Alejandro Encinas, Heriberto Galindo, Adrián Gallardo, Gustavo Guevara y Julio Hernández; también figuran los textos de Guillermo Hopkins, Roberta Lajous, María Angélica Luna, Esteban Moctezuma, Fernando Ortiz Arana, Víctor Samuel Palma, Beatriz Paredes, Javier Treviño, José Wapinsky, además de los hijos del ex candidato presidencial, Mariana y Luis Donaldo. “Esta idea que surgió hace menos de un año, quizá tres cuartos de año, coincidió con una plática con Alfonso Durazo, en función precisamente de que se acercaba el aniversario del asesinato de Colosio, y coincidió la idea que él tenía de compilar una serie de testimonios de gente cercana a Luis Donaldo, incluido el de él, para producir este libro con el cual pretendemos pues asomarnos, ya no digamos incursionar, al mercado del libro propio”, refirió a ZETA Rafael Rodríguez Castañeda. Además de “Colosio. El Futuro que No Fue”, otros títulos serán publicados próximamente. Los libros que vienen El director general de Ediciones Proceso también adelantó a través de este Semanario que, después de “Colosio. El Futuro que No Fue”, están en puerta los siguientes títulos para su eventual publicación, salvo, por supuesto, algún obstáculo fuera del alcance de los editores: La segunda publicación de Ediciones Proceso será “Puebla, una Aventura Fotográfica”, de Guillermo Rodríguez Morales, un libro de arte basado en un archivo fotográfico de principios de siglo pasado; el tercero podría ser “Cartas de Octavio Paz a Elena Garro”, que versaría precisamente sobre intensa relación epistolar de cuando ambos personajes eran veinteañeros; no obstante, Rodríguez Castañeda reconoció que “con el fallecimiento de Elena Paz Garro vino a dificultársenos la negociación para tener los derechos de publicar esas cartas”. El cuarto libro recaería en un ensayo de Ernesto Villanueva “sobre lo que ganan los presidentes mexicanos y los expresidentes mexicanos”, adelantó Rodríguez Castañeda; y el quinto podría ser uno de Sergio Aguayo. “Con Sergio Aguayo estamos en negociaciones, es un libro electrónico que sacó en esa categoría hace un par de semanas (de título ‘Remolino’) y que pretendemos que tenga su versión impresa a través de Ediciones Proceso”. El editor advirtió que “será Ediciones Proceso una casa que publica alrededor de ocho o diez libros al año en sus primeras etapas, e iremos metiéndonos al mercado con ésa, creo yo, singularidad, una revista que procrea una editorial, no lo contrario que puede haber ocurrido en algún momento”. El director general de Ediciones Proceso también informó dónde podrán conseguirse los títulos del nuevo sello: “La distribución está dividida en dos: una que está a nuestro alcance, que es el área metropolitana de la Ciudad de México, y otra parte, y esto es un poquito extraño, pero finalmente llegamos a un convenio, nos apoyaremos en la estructura de ventas de Penguin Random House”. La editorial y su contexto El fundador de Ediciones Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda, también respondió a ZETA algunas cuestiones fundamentales sobre el surgimiento de la nueva editorial. Para empezar, explicó al reportero: “La verdad es que hay antecedentes ya remotos pero amplios respecto de cuando Proceso intentó aventurarse precisamente a editar sus propios libros hace ya 25 años o algo así; la vida de Proceso es ya larga, como saben ustedes, vamos a cumplir 38 años. “Hace aproximadamente 20, 25 años, editamos libros particularmente para difundir materiales publicados en la revista, pero compendiados temáticamente, en algún enfoque muy particular, etcétera; y sí, efectivamente, publicamos no pocos, publicamos muchos, pero la verdad fue una experiencia encabezada por alguien tan importante que por desgracia acaba de fallecer, que fue Federico Campbell, precisamente oriundo de Tijuana. Fue una experiencia muy grata, pero Proceso estaba muy hecho a su trabajo de cada semana y para nosotros fue algo así como una experiencia intensa, efímera, y sobre todo muy colateral. “Hace un tiempo, viendo cómo Proceso tiene capacidad prácticamente integrada de producción editorial (integrada en el sentido de que tenemos un equipo editorial muy sólido, muy fuerte, muy experimentado, un equipo de diseño que junto con el equipo tecnológico propiamente con el que contamos, conforma una estructura muy sólida, y finalmente tenemos un taller y una estructura de distribución), de pronto pensamos en la posibilidad de independizarnos en la producción de libros, pero ya mucho más formalmente, mucho más insertos en lo que es el esquema de producción editorial del mundo actual, muy difícil, muy competido, muy complicado”. — Tomando en cuenta que colaboradores de Proceso ya han publicado en diversas editoriales, como recientemente en Penguin Random House con los títulos “Los Brujos del Poder”, de José Gil Olmos; “Niños en el Crimen”, de Don Julio Scherer García; incluso Usted publicó en 2013 “El Policía”, ¿hubo la posibilidad en aquellos tiempos en que fueron editados esos libros, de fundar Ediciones Proceso? “No, porque precisamente nosotros estamos dedicados sobre todo a hacer el Semanario, y tenemos también una línea editorial muy interesante, que es la de nuestras ediciones especiales, de gran formato, fundamentalmente basadas en el despliegue gráfico, que nos ocupa buena parte de nuestro tiempo. “Vale la pena hacer esta reflexión con ustedes: fue esa sensación de que si los autores de Proceso, propiamente sus reporteros, algunos editores que también escriben, el propio Julio Scherer García, etcétera, y yo mismo como bien lo mencionaste, encontramos alojamiento muy importante en otras editoriales, ¿por qué no pensar en una editorial propia en la que difundamos también nuestros propios libros? “Pero no es ése precisamente el punto que a mí me importa subrayar más; por supuesto, puede ser un canal de difusión de nuestros propios libros, pero lo que yo pretendo es hacer de Ediciones Proceso una casa abierta a la pluralidad no solo temáticamente, sino también en cuanto a géneros se refiere. Esta editorial pretende ser receptáculo en materia de literatura, poesía, ensayo, crónica, reportaje, y también singularmente no se casa con posiciones políticas ni ideológicas, de ninguna manera. “Ediciones Proceso querrá, hasta donde sea posible esto, dado el peso bárbaro del logotipo, marcar cierta diferencia en lo formal con la revista Proceso: no es la editorial de la revista Proceso, es una casa editorial que se va a llamar Ediciones Proceso, que tiene la fuerza del logotipo, pero tiene la libertad de aceptar, siempre y cuando haya calidad, pluralidad, que los textos obviamente alcancen los niveles propios para llegar hasta tomar la forma de libros, que le permita a Proceso seguir siendo lo que es; y esta editorial vaya tomando su propia personalidad con el paso del tiempo. “Sé que es muy difícil, el logotipo de Proceso es muy pesado, pero mi idea es que Ediciones Proceso tenga unos contenidos que con frecuencia a lo mejor no se casarían con la línea editorial estricta de nuestra revista de semana a semana, va a ser difícil, pero es uno de los propósitos, la pluralidad en términos de contenido, de formas y de formatos”. — ¿En qué etapa de la revista surge Ediciones Proceso? “Yo creo que surge en una etapa en que nos tratamos de insertar en un mundo muy distinto en el que nació Proceso, y en el que Don Julio dejó la dirección; Don Julio dejó la dirección hace quince años, quizá más, 17 años; y yo soy el director desde hace 15 años. Es un mundo muy distinto del que le tocó vivir a Proceso; Proceso fue durante muchos años el dueño prácticamente del periodismo de denuncia, de investigación, etcétera. “El país ha cambiado muchísimo, se ha transformado mucho y el mundo igual, tecnológicamente es otra cosa; debo decir que cada uno de estos libros que estamos sacando tendrá su versión digital también al alcance del público, una versión electrónica para disponer de él para aquellos que tengan a su alcance aparatos como iPad, iPhone, etcétera, todo aquello de lo que yo no sé mucho, pero que tenemos un equipo apropiado para preparar esas ediciones de esa forma. “Yo creo que uno de los pequeños secretos que ha tenido Proceso ha sido adaptarse a los tiempos, no quedarse estancado, no pretender que lo que fue debe necesariamente seguir siendo, y en ese sentido tanto Julio Scherer García como Vicente Leñero, que vienen siendo digamos así, los patriarcas de esta institución, obviamente también Enrique Maza, me han dejado en la libertad absoluta de insertar Proceso en los nuevos tiempos. “Precisamente, Ediciones Proceso nace ante el reto terrible, fuerte, grave, importante, que no es desdeñable para nada, que es la supuesta agonía en la que se encuentra el periodismo o la letra impresa; lejos de pensar en eso, Proceso lanza su semanario con un tiraje importante en su edición prácticamente sin variantes en cuanto a la cantidad de ejemplares, lanza ediciones especiales y lanza finalmente este proyecto editorial. “Creemos que, lejos de estar en presencia de los últimos tiempos de la letra impresa, ésta quizás llegue en un momento en que toque fondo para poder resurgir como la mejor expresión que tienen el pensamiento, y sobre todo, la libertad de pensamiento. “Queremos que Ediciones Proceso se inscriba en el terreno de la libertad, de la imaginación, del deseo de dejar testimonio de lo que sucede, de lo que se piensa y de lo que se imagina en este país hoy”. — ¿Cuál será el compromiso o la responsabilidad de Ediciones Proceso? “Yo creo que es fuerte, yo creo que es hacer honor a la casa que le está dando origen, que es la revista Proceso, va a tener que haber un punto de quiebre en algún momento entre ambas instituciones y, sin embargo, jamás Ediciones Proceso hará a un lado su origen que se inscribe en su filosofía de nacimiento: la libertad, la independencia, la autonomía y, sobre todo, la capacidad de crear y recrear el mundo en el que nos está tocando nacer. “Es muy difícil, y en ese sentido puedo decirlo en primera persona, estar dando a luz esta criatura, pero le tenemos mucha fe, le tengo mucha ilusión, y yo espero que los resultados sean lo que nos imaginamos; no estamos pensando, por supuesto, ni en éxitos de mercado ni en éxitos económicos ni en deslumbres financieros. Estamos hablando, sobre todo, de que Proceso, pese a todos los esfuerzos de parte del poder tanto económico como político de hacernos desaparecer o de pensar que no existimos, nos lanzamos con un proyecto totalmente complementario, pero tan fuerte como nos dé nuestra posibilidad y nuestra historia, que no es poca de nuestra fortaleza”. — ¿Cómo describe el contexto en que surge Ediciones Proceso, a propósito de los primeros 16 meses de administración de Enrique Peña Nieto? “Pues el más difícil que puede uno imaginar: es un gobierno de transformación hacia atrás, si podemos decirlo así; es un gobierno que llega con un grupo político perfectamente diseñado en su integración y en sus objetivos y propósitos, poco a poco está logrando esos cambios que desde el principio se sabía que venían, no creo que sea para bien de México, no está siendo para bien de México, no se han resuelto los problemas fundamentales: la economía es un desastre y la cuestión de la seguridad pues es mucho más una cuestión de resultados mediáticos antes que la solución real de los problemas de inseguridad en muchas partes, creo que es un gobierno de cerrazón. “La revista Proceso enfrenta en la actualidad un problema grave de ignorancia respecto de su existencia de parte de todas las estructuras formales de gobierno y de poder; su lucha cotidiana es abrirse paso en medio de todos los obstáculos que estén al alcance de estos poderes para frenar nuestra existencia. En ese sentido, Ediciones Proceso nace como nació la revista Proceso: en medio de dificultades graves, pero precisamente de eso viven los seres humanos que creo yo que valen la pena, los seres humanos que confrontan situaciones difíciles; lo de menos es recorrer caminos fáciles, y lo que prueba a los seres humanos, a los hombres y a sus instituciones, son precisamente las situaciones confrontadas, difíciles, y es una de ellas en la que está inserto este proyecto de Ediciones Proceso. Creo que es un reto muy padre, muy bonito, digno creo yo de lo que ha sido la historia de Proceso”. — ¿Cómo visualiza a Ediciones Proceso a largo plazo? “Bueno, ahí no puedo visualizarlo demasiado a largo plazo; yo soy un tipo de trazos cortos y a, máximo, medianos. ¿Qué quiero? Proyectos muy concretos, libros muy concretos, autores muy concretos y, por supuesto, sí me gustaría imaginar una editorial de alcance nacional en primer lugar, que tengamos presencia en todo el país, que la gente, los autores de todo tipo crean como una opción distinta, una opción absolutamente mexicana, no tendremos más capital que el propio capital que aporta la revista Proceso</em>; apuesto un poco, y en eso habrá un proyecto que ahorita no puedo anunciar para tratar de reunir a autores jóvenes, a autores que no tienen oportunidades en otras editoriales para decirles: ‘bueno, aquí está una casa en la cual por lo menos vale la pena intentar proyectarse’”.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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