Pese a que la Norma Oficial Mexicana (NOM) 253 para la Disposición de Sangre Humana, retiró la prohibición para que homosexuales donen sangre –existente de 1993 a 2012–, un joven tijuanense fue rechazado debido a su orientación sexual cuando acudió al banco de sangre HAIMA. Martín se presentó en el centro de salud privado para ayudar a una paciente internada con una hemorragia grave debido a un tumor en los ovarios. La mujer requería la transfusión sanguínea ya que sus niveles de hemoglobina habían bajado drásticamente de los 12 gramos (la cantidad idónea) a solo cuatro. El joven universitario llegó a HAIMA, donde fue atendido por un empleado, quien solicitó nombre, edad, ocupación y una identificación oficial. Después, sin reservas, vino la pregunta “¿Eres homosexual?”, Martín respondió con un simple “Sí”. “No puedes donar sangre”, afirmó el empleado, mientras le regresaba a Martín su credencial de elector. Confundido, el estudiante de Educación Física, salió de las oficinas. Ahora recuerda “no me hicieron una revisión médica ni me sacaron sangre, soy una persona que independientemente de los estigmas por las relaciones homosexuales, hago ejercicio diariamente, cuido mi alimentación y no fumo”. Hace más de 20 años, cuando la NOM 003-SSA2, fue aprobada por los legisladores mexicanos, se marcó para la disposición de sangre humana y sus componentes con fines terapéuticos, excluir a homosexuales masculinos y bisexuales, así como “quienes ejercen la prostitución”. También se prohibía que donaran sangre los heterosexuales con varios compañeros sexuales, los compañeros sexuales de personas infectadas por virus de la inmunodeficiencia humana y quienes padecían cuadro sugestivo de infección aguda por el virus de la inmunodeficiencia humana. Sin embargo, desde la publicación de la NOM 253 en el Diario Oficial de la Federación, en diciembre de 2012, solamente se señala la exclusión de personas con “mayor probabilidad de infectarse por el virus de la inmunodeficiencia humana, por los virus B o C de la hepatitis u otros agentes transmisibles sexualmente y por transfusión”. Con ello, se refieren a “quienes mantienen prácticas sexuales de riesgo y los compañeros sexuales de personas infectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana, virus B o virus C de la hepatitis”. Ya no hace mención de orientación sexual. En cambio, estas prácticas están definidas, de acuerdo a la Norma en vigor, como aquellas “en la que ocurre contacto o traspaso de sangre, secreciones sexuales u otros líquidos corporales de personas que pudieran tener infecciones transmisibles, con sitios del cuerpo de otra persona a través de los cuales el agente infeccioso pudiese penetrar”. Octavio Villalobos, médico personal de Martín, considera que la situación que atravesó su paciente –y primo– “es un llamado de atención para que los bancos de sangre revisen si están apegados a la normatividad y revisen si sus empleados están capacitados de acuerdo a normatividad”. Esta Norma señala que la evaluación clínica de un posible donante debe ser efectuada metódica y cuidadosamente por un médico con capacitación suficiente, además de ser privada y confidencial. Debido a estos dos últimos conceptos Miguel Guerra, director del banco de sangre HAIMA, explica “no se puede comentar (a terceros) si (Martín) fue rechazado por una causa u otra, el interrogatorio se llevó a cabo, pero no puede ser abierto porque es en contra de la norma”. Sobre los señalamientos de discriminación por su homosexualidad, hechos por Martín, el médico opina “eso dice la persona, se respeta lo que haya entendido el donador y se entiende”. Como representante de la institución de salud, sostiene “no se rechaza el término homosexual, sino las prácticas de riesgo y no consideramos una práctica de alto riesgo, la homosexualidad”. Sin embargo, el médico considera “la Norma Oficial Mexicana de Salud, ha modificado el criterio de homosexual como un término para rechazo de una persona, esto no modifica a un banco de sangre, su criterio ya que siempre se ha basado en las prácticas, mas no en tendencias”. De acuerdo al también médico Octavio Villalobos, el procedimiento para la donación de sangre, inicia con un cuestionario sobre datos personales –como edad– y antecedentes patológicos o infecciosos. De ahí, se realiza un análisis clínico, una prueba rápida que identifique los niveles de glóbulos rojos. Un proceso al que Martín no fue sujeto. Era la primera vez que el joven, que no llega todavía a los 20 años de edad, acudía a donar sangre, también fue la primera vez que fue discriminado por su orientación sexual. De acuerdo al Centro Nacional de Transfusión Sanguínea, México tiene apenas 100 donadores de sangre por cada 10 mil habitantes.
Joven denuncia discriminación al donar sangre
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