Hoy viernes 4 de abril se cumplen cuatro años del terremoto que sacudió Mexicali, su Valle y que arrojó a la calle a cientos de damnificados, tanto en la ciudad como en la zona rural y que –como respuesta gubernamental– implicó la creación de tres fraccionamientos populares que sumaron casi dos mil viviendas, cerca de dos mil familias que virtualmente empezaron de cero. Los tres fraccionamientos son distintos. Distinto el panorama, distinta la infraestructura, distinto el paisaje urbanizado. Pero enfrentan problemas comunes: la deficiencia en algunos servicios, la recolección de basura, la inseguridad, los robos, la falta de titulación de tierras, la incertidumbre jurídica en sus precarias posesiones, o la demanda de espacios educativos. La larga lista de necesidades es el reflejo de la indolencia gubernamental en tres comunidades diferentes y similares, que tienen notables avances, pero que aún esperan la conclusión de los populares proyectos. Valle Nuevo, la primaria Calles revestidas con grava, casas sencillas muy bien cuidadas; sobresalen árboles y plantas en crecimiento, en medio del fraccionamiento popular hay un pequeño parque donde el fin de semana pasado acomodaron hileras de arbolitos en una de las esquinas. Cerca de 270 familias recibieron hace cuatro años un pequeño terreno con una rústica vivienda de hojas de yeso sobre una plataforma de cemento y los básicos servicios de agua, electricidad y drenaje. Todas en la parte noroeste pegada al poblado Guadalupe Victoria, conocido como el Kilómetro 43. “Lo que falta es una escuela primaria”, insiste el profesor jubilado Trinidad Saldaña, quien ha fungido como líder del comité de vecinos, aunque dejó el cargo tras la fatiga que representa lidiar con la apatía ciudadana.