El proyecto fotográfico inició hace 22 años, con la idea de documentar la realidad que viven los sobrevivientes de la etnia Kiliwa en la entidad -en proceso de desaparición física y cultural-, y después de más de dos décadas, el grupo indígena parece negarse a desaparecer. Son 58 imágenes logradas en este lapso por el bajacaliforniano Roberto Córdova Leyva, donde queda plasmado no solo el entorno de estos nativos de las montañas bajacalifornianas, sino además, sus costumbres, tradiciones, fiestas y ritos, gastronomía y hasta funerales. “Jaspuymain: Los Jamás Bautizados”, es el título de esta extraordinaria exposición inaugurada apenas la semana pasada, en las instalaciones del Centro Cultural Tijuana (CECUT), donde se combinan imágenes tamaño pared con gráficas 11×14, 16×20 y 20×30, todas en blanco y negro, la mayoría logradas con equipo análogo, cámara y rollo fotográfico. “El tema es importante porque se están extinguiendo. En el caso de los Kiliwas nada más hay tres hablantes de la lengua”, sostiene el fotógrafo nacido en Mexicali y radicado en Tijuana, quien refiere cómo la historia de las etnias indígenas locales, está ausente en todos los niveles educativos, desde la primaria hasta la universidad. Menciona el caso de las réplicas arqueológicas instaladas en la avista Revolución, que nada tienen que ver con el pasado bajacaliforniano -Olmeca, Maya-, pero nada de la región. “No le han dado la importancia debida para que forme una parte más importante dentro de nuestro devenir histórico”, sostiene el bajacaliforniano. El trabajo de Córdova -que va entre lo antropológico, histórico y cultural- fue recabado en zonas habitadas por los Pai Pai, como Santa Catarina, Kumiais -San José de la Zorra y La Huerta-, Kiliwa como Arroyo de León, y el Ejido Kiliwa y Kumiai, también en Neji y Anexo Neji, todo en las montañas bajacalifornianas. Carlos Ashida -curador reconocido nacionalmente- resumió así el trabajo fotográfico: “El blindaje de la frontera, las políticas estatales homogeneizadoras, la especulación inmobiliaria, el desarrollo turístico y la expansión de cultivos vinculados a la agroindustria, han ocasionado en el tejido humano de las comunidades, dependencia para su sobrevivencia de libre movilidad en grandes extensiones territoriales, que sufra de necrosis”. Por último, Córdova Leyva resaltó que las fotografías atrapan el halo de fortaleza que aún irradia ese pueblo: “Le hace falta a los gobiernos tener una atención más integral para algo tan importante como son nuestras raíces”.
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