A sus poquitos años, apenas saliendo de la pubertad, Gabriel Moreno González, es devoto de acelerar su carro y no respetar señales. Lo mismo le valen los semáforos en rojo, que altos y cruces peatonales, abrir cervezas y botellas mientras maneja, hablar con acento sinaloense y vestir como “niño bien”. Sus amigos -igual de mancebos- le festejan las influencias y el poder que a sus 17 años, el gobierno municipal le confiere. Y cómo no, si es el hijo de César Moreno González de Castilla, presidente municipal de Tecate. Sus amigos preparatorianos lo presumen, Gabrielito se pasea por el pueblo sin restricciones y con evidentes excesos. De hecho, policías municipales han detenido al pimpollo por manejar negligentemente su Stratus 2001, escoltado por otros carros que conducen sus aliados jovencitos. Más tardan en detenerlo que en dejarlo ir. “Es el hijo del alcalde”, justifican. Cuando Gabriel se mete en problemas que ameriten mayor intervención, tiene asignado un agente municipal como escolta. Policías que han interrogado al retoño identifican a su guardaespaldas como “El Mi Niño”. Y así, el heredero de la dinastía Moreno se pule en el Pueblo Mágico.