Podríamos decir que sobre ciertas enfermedades ya se ha dicho todo, pero mientras que éstas se sigan transmitiendo tanto, pareciera que aún no se ha dicho nada. En el caso de la influenza, pareciera increíble que después de la epidemia del 2009, se presenten ahora incontables contagios. No aprendimos la lección. Si bien hay recomendaciones para vacunarse contra la influenza, especialmente en edades y condiciones más vulnerables, como niños menores de cinco años y adultos mayores de sesenta y cinco, así como personas con ciertas enfermedades o condiciones, resulta reprobable contraer influenza sencillamente porque haya quienes no practican hábitos tan simples como taparse con el brazo al toser o estornudar o por no eliminar virus y bacterias mediante el lavado de manos o un esterilizante. Es absurdo que nos preocupe más el maltrato o la caza de animales que enfermar o matar a un ser humano contagiándolo. El Dr. Jack Doron, Presidente de CETURMEX, entre varias de sus atinadas recomendaciones respecto de la influenza, dice que como esa enfermedad entra principalmente por boca, nariz y ojos, hay que evitar hasta donde sea posible tocarse la cara y además llevar a cabo una higiene especial de la garganta y las vías respiratorias con los productos que fácilmente se pueden encontrar en múltiples establecimientos, como los líquidos para enjuague bucal o los productos para limpieza de la nariz. El consejo que más nos puede gustar es el de tomar líquidos calientes como el té o el café para que se lleven los virus al estómago, donde no sobrevivirán. Y hablando del estómago, resulta que por estar obviamente muy preocupados por la influenza, no ponemos atención a otro mal recurrente, como es la gastroenteritis viral, la cual, según la compañía About Inc, es una infección intestinal que produce vómitos, diarrea y dolor de estómago en las personas y especialmente en los niños después que consumen alimentos o bebidas contaminadas, o tocan superficies igualmente infectadas con el virus. La gastroenteritis también puede ser bacteriana, tal como es el caso de la salmonella, el E.coli, y la listeria. La propagación de ambos tipos de gastroenteritis son temas importantes de salud pública. A cada especie de norovirus se le asigna un nombre. Comúnmente el virus lleva el nombre del lugar donde se haya descubierto, como por ejemplo el Virus de Norwalk, Virus de Hawaii y el Virus de México, entre otros. Ciertos grupos de norovirus son los que ocasionan la mayoría de las infecciones, según el reporte de Morbilidad y Mortalidad. En EE.UU. más de 20 millones de personas se contagian con el norovirus. En el 2007, causó el 52% de enfermedades originadas por alimentos, contra el 23% de Salmonela, a la cual se le da mucha más publicidad. Las personas de la tercera edad y los niños en edad pre-escolar corren mayor riesgo de padecer complicaciones, tales como la deshidratación aguda. Por ello hay que tomar precauciones para evitar contagiarse. No hay cura para infecciones por norovirus, por lo que prevenirlo se hace más vital. La prevención consiste en lavarse las manos con agua y jabón, lavar bien vegetales y frutas, evitar ostiones crudos, desinfectar con cloro superficies y ropas tocadas por personas con diarrea, evitar cocinar si se tienen o se han tenido recientemente síntomas de norovirus y evitar nadar estando enfermo de diarrea y evitar ingerir agua de las albercas. El norovirus es muy contagioso y el culpable de epidemias en cruceros, hospitales, escuelas, restaurantes y otros lugares con grandes conglomeraciones. Los enfermos que logran superar el norovirus no ganan inmunidad y pueden volver a contagiarse. La mayoría de casos de este virus suceden entre noviembre y abril. Así que ya lo sabe, en nosotros está gran parte de la culpa, pero también la solución. Todo es cuestión de prevenir enfermedades transmisibles. Alberto Sandoval es Coordinador de Alianza Civil, A.C. Correo: AlbertoSandoval@AlianzaCivil.Org Internet: www.AlianzaCivil.Org Facebook: AlianzaCivil Twitter: @AlSandoval