Eulalio López “Zotoluco” obedeciendo a su alta investidura de figura del toreo, elaboró de acuerdo a su mar de conocimientos dos faenas a “Cuadrilátero” y “Cumplido” muy sentidas y valientes, arriesgando como si fuera novillero Dijo que en lo sucesivo sostendrá manos a manos con los jóvenes que vienen destacando, aunque no se han precisado las fechas. “Zotoluco”, se encuentra reacio a obsequiar bureles, ya no hizo en diversas ocasiones, pero esa decisión ya está tomada, para salir sin ventajas a la vez que representa un alivio a sus alternantes. Escribir de “Zotoluco”, no es nada fácil, a veces pareciera que sobran los elogios, pero nada se compara a lo visto en el redondel, únicamente se trata de acercar lo más posible al lector de lo sucedido en el redondel. Vestido de berenjena y oro, abrió plaza, el ejemplar brincó las tablas encina de la multitud que se aglutina atrás del burladero de matadores, ahí se colocan las cámaras, entonces es la oportunidad de lucirse. Es una pena que lo haya pinchado y con ello se le fueron las orejas bien ganadas de sus astados que no perdonaban ninguna equivocación, así que el maestro se esmeró, aunque en un momento al salir de capa se resbaló en la cara del animal que no hizo por él, previo que se rodó como debe ser salvándose de la cornada, haciéndose personalmente el quite, realmente no fue nada, no ocupó el auxilio de las infanterías, incorporándose de inmediato. A los dos toros les ejecutó lidias distintas con talento, cuidándoles y toreándolos a media a media altura lidiándoles con talento, resguardándoles y ayudando a los bovinos dada su limitada fuerza, destacando lo realizado por el lado izquierdo y derecho. Dibujo, naturales. Pinchazo y estocada. Al tercio. Con el cuarto, Eulalio, bregó con su habitual oficio, citó por chicuelinas, siguió con doblones, castigó al toro. Así lo consideró pertinente, aunque humillaba, el animal hasta se dio una vuelta de campana, procedió con derechazos, dominando con tandas valientes por ambos pitones alcanzando una faena completa y mágica, con el sello de la casa. Concluyo de pinchazo y estocada trasera desprendida y tendida, dos golpes de descabello. Silencio y aviso. Extraordinario el sexto que mereció arrastre lento y correspondió a Juan Pablo Sánchez. Alejandro Talavante, estuvo en torero sin lograr el apoteósico triunfo que todos quisieran, cierto que hubo petición y pese a pinchazo y una estocada, le concedieron la oreja a petición popular. Los varilargueros: Sergio González, al intentar saltar las tablas, el toro le comió el terreno y con el testuz lo aventó, fracturándose la muñeca izquierda y llevándose golpes en la cara. Se destocaron: Cristian Sánchez. La décimo novena corrida de la temporada grande en la Plaza México, tuvo pasajes interesantes. Cabe recordar que el toro manda. arruzina@gmail.com