Le dice la dueña de casa a la muchacha: – No sabes, acabo de enterarme que el maldito de mi marido sale todos los días con su secretaria. – ¡No lo creo, señora! Usted me lo dice para darme celos… *** – No sabes la pobreza que hay en casa. – Pues en la mía comemos a la carta. – ¿Y eso?