No es solo que Dios sea inteligente, sino que la inteligencia humana puede encontrar a Dios. Los biógrafos de Santo Tomás de Aquino, un fraile dominico del siglo XIII, narran que a sus cinco años de edad solía preguntar a los monjes benedictinos ¿Quién es Dios? Y su corta vida de 49 años la dedicó a responder esa cuestión. Asesorado por intelectuales como el alemán San Alberto Magno, Santo Tomás desgastó su vida en orar, leer y vivir bien. Los dominicos tienen como regla dedicar diariamente al menos una hora a orar y otra a estudiar. Es inolvidable Santo Tomás porque se tomó tan en serio su vida religiosa que duraba horas incluso a riesgo de su salud sin comer, profundizando por ejemplo en la visión del griego Aristóteles sobre Dios o lo que él consideraba “el motor inmóvil”. En México es célebre el filósofo tapatío radicado en Monterrey Agustín Basave Fernández del Valle, quien dominaba de memoria la teodicea o demostraciones filosóficas de la existencia de Dios, tomadas de la metafísica aristotélico-tomista. Basave habría sido embajador de México en más de siete países. Un diplomático sumamente preparado, en especial era un gozo escucharle hablar de las “pruebas de la existencia de Dios”. (La sinrazón metafísica del ateísmo contemporáneo). Claro que Dios es inteligente. No es ése el asunto, sino que el hombre siempre ha buscado conocerlo. Y en pocas palabras, Santo Tomás resume este asunto en la Summa Teológica, en una serie de demostraciones no dogmáticas, sino racionales en las que afirma que antes de la venida de Cristo, con mucha dificultad y errores, el hombre tenía una idea de Dios. Pero después de que Cristo se hace presente a la humanidad, cualquier viejecita, aunque no sepa leer ni escribir, sabe quién es Dios por la existencia de Jesús. Por eso el Señor se molesta cuando Felipe el apóstol, le pide: “Muéstranos al Padre y eso nos basta…” a lo que Jesús replica: “Felipe, tanto tiempo que estoy con ustedes, y todavía no me conoces… Quien me ve a mí ve al Padre…” Nunca nadie había aparecido en el mundo judío asumiendo la personalidad de Dios. “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Don Agustín Basave, afirmaba que ciertamente a Dios se le puede expulsar de la existencia humana libremente, pero que Él –Dios– se volvía a meter por la ventana. De ahí su omnipotencia y omnipresencia entre nosotros. Don Antonio Caso, maestro de Basave, Vasconcelos, Enrique Ureña –el dominicano–, y tantos otros jóvenes del Ateneo, consideraba que: “No hay acústica para los sordos, ni óptica para los ciegos; ni moral, ni religión, para los egoístas, por eso veis que la niegan”. Más cercana la existencia de Dios a nosotros, en la persona de los necesitados: migrantes, enfermos, presos, hambrientos, sedientos, sin techo, sin trabajo. Dice San Juan Crisóstomo que Dios ha puesto a los necesitados en nuestro caminar, como una advertencia para socorrerlos y sobre todo para nuestra propia conveniencia y salvación. Dios es inteligente. Lo podemos descubrir en su Creación y en la humanidad necesitada. Germán Orozco Mora reside en Mexicali Correo: saeta87@gmail.com