En apoyo a la aprobación y promulgación de la Reforma Energética y sus publicitados “beneficios”, la prensa nacional se ha esforzado en destacar las versiones de apoyo provenientes del extranjero. Mención especial, casi convertida en acto de veneración, les merecieron los comentarios a favor de la propuesta del Presidente Enrique Peña Nieto vertidos desde el prestigiado periódico The New York Times, como si se tratara de una acción destacable, inusual o sorprendente. ¿Cómo no iban a estar de acuerdo?, si con la Reforma Energética, las grandes petroleras de Estados Unidos -país que los alberga y les ha permitido crecer- están más que dispuestas a invertir por lo menos 50 mil millones de dólares, según aseguró Larry Rubin, presidente del Consejo que aglutina estos gigantes de la energía, American Society of Mexico. Además, resaltaron que esta medida viene a dar forma a The North American Global Powerhouse, plan regional de Barack Obama que incluye la explotación en Canadá, México y Estados Unidos, con el cual pretenden convertirse en potencia mundial en materia energética y lograr la autosuficiencia. Es más, estuvieron prestos a anunciar que el sí a la reforma mejoró la calificación crediticia de México, para que podamos seguir creciendo nuestra amplísima deuda externa. Tampoco tiene nada de desinteresado, el apoyo que ofreció a Peña Nieto la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), agregando críticas puntuales a la ineficiencia, corrupción y oscurantismo de PEMEX. Después de todo, a este organismo están integrados los países que albergan a las principales empresas de petróleo, como Estados Unidos (de nuevo), Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido, Noruega e Italia. Ahí está el proyecto canadiense Keystone LX, con inversión de 7 billones de dólares, para construir mil doscientas millas de un oleoducto que empieza en Hardisty, Alberta, Canadá, y concluye en el Golfo de México. De hecho, antes de que se redactara y presentara la reforma -mayo de 2013-, los holandeses ya habían expresado su intención de participar en los negocios petroleros de México, a través de Ruud Liem, responsable de la unidad de desarrollo de negocios de la Asociación Holandesa de Proveedores de la Industria del Gas y el Petróleo. También, por medio de su embajador en México, Arne Aasheim, Noruega expuso el interés de su nación en julio, lo mismo que los daneses. Después, el director general para América Latina y el Caribe del Ministerio Federal Alemán de Relaciones Exteriores, Thomas Karl Neisinger, y el representante de la compañía británica de energía Petrofac Ltd, lo manifestaron en agosto, previo a la entrega del documento en cuestión. El apoyo continuó el 21 de agosto de 2013, tres días posteriores a la entrega de la propuesta de Reforma Energética. China ya había expuesto su interés por construir un ferrocarril para transportar gas, además de explotar el gas “shale”, según la versión de Guillermo Ruiz de Teresa, coordinador general de Puertos y Marina Mercante de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Para el 30 de agosto, 18 días después de que el documento fue recibido en el Congreso, el vocero de la Asociación de Industriales de Gas y Petróleo de Rusia, Guenady Shmal, ya anunciaba su deseo de invertir con “un esquema de repartición de ganancias”, aunado a que sugirieron que en caso de darse la reforma, les cobraran menos impuestos En septiembre de 2013 -tres meses antes de la aprobación de la reforma-, Vagit Alekperov, presidente y fundador de la petrolera rusa Lukoil se reunió con el secretario de Energía mexicano y el director de Petróleos Mexicanos “para intercambiar puntos de vista sobre la industria petrolera de ambos países”, según atestiguó la prensa nacional. Ya en noviembre, los japoneses también habían se habían apuntado por una tajada del petróleo mexicano. ¿Cómo no van a congratularse y expresar públicamente su apoyo, si serán los más beneficiados? ¿Si evidentemente, ellos presionaron y promovieron, incluso antes de que se conociera la propuesta? ¿Cómo empezaron sus contactos con el Gobierno de la República? Igual influyeron en la redacción del documento. El interés económico de estos apoyadores no es un secreto, por eso publicar en la prensa tales respaldos, como si este manipuleo mediático fuera un merecido reconocimiento, es otra burla a los receptores de la información. La pregunta es: ¿por qué estos medios publicitan los aplausos? No han mencionado en su trabajo que una vez promulgado el cambio, va a ser jurídica y prácticamente imposible echarse para atrás, porque el Tratado de Libre Comercio que tanto mencionan, prohíbe recular en las reformas como la referida, sin el acuerdo de los otros dos países firmantes, Estados Unidos y Canadá. Y no se trata de estar a favor o en contra, el tema es que los mexicanos tienen derecho a conocer la realidad más allá de los anuncios que tienen atiborrados los medios de comunicación del país, con mensajes superficiales que buscan apoyo sin informar; con reportajes pagados o notas informativas que solo atienden a los porristas del Gobierno Federal. Cierto, la apertura de los países del continente en el tema energético, a la inversión extranjera y el capital privado, se estaba dando con o sin nuestro país, también es verdad que, sobornados o no, lo legisladores ya la aprobaron. Precisamente por eso es importante que la ciudadanía sea informada a cabalidad de los pros y contras, para que participe activamente y conduzca al llamado Gobierno de la República de Peña Nieto y a los legisladores, en la promulgación de leyes secundarias que permitan reducir los daños, y de verdad, pongan candados a la conocida corrupción del sistema mexicano y de las trasnacionales petroleras. Porque sin leyes secundarias favorables, este mecanismo beneficiará únicamente la autosuficiencia de los países extranjeros interesados en invertir, y ampliará la dependencia de México.
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