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lunes, septiembre 30, 2024
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Acusan abuso de municipales a menores

Ricardo Moisés y Jesús Rogelio Flores Castro, gemelos de 17 años, relatan una detención abusiva e irregular, en la que además de sembrarles un revólver y balas, se les trató violentamente y se les interrogó con tortura. Después de salir del Centro de Diagnóstico para Adolescentes, acompañados de sus padres, los jóvenes denunciaron los hechos ante el Ministerio Público estatal, la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH) y la Sindicatura Municipal de Tijuana. Contaron: aproximadamente a las once de la mañana del jueves 2 de enero, la Municipal los aprehendió en la colonia Guaycura de la delegación Cerro Colorado en Tijuana. Los turnaron a la Procuraduría General de la República hasta las siete de la tarde del mismo día. En el transcurso vinieron golpes, interrogatorios, traslado a un lugar que no pueden ubicar y maniobras de tortura contra uno de ellos.   En la PGR se les generó el expediente 05/2014, y un día después, el viernes 3 de enero, fueron enviados al Centro de Diagnóstico para Adolescentes por el delito de portación de arma de fuego y violación de la Ley de Instituciones Bancarias. De ahí salieron libres el sábado 4 de enero, por considerarse éste un delito no grave. ZETA pudo confirmar que un expediente del caso se encuentra en el Juzgado Especializado en Justicia para Adolescentes del Poder Judicial de Baja California. Hasta el momento solo han logrado identificar al policía municipal Hugo René Ríos Verdugo, pero esperan un citatorio de Sindicatura Municipal para intentar identificar al resto de los participantes en el arresto. Para el lunes 6 de enero, acompañados de sus padres Rogelio Flores y María de Lourdes Castro, denunciaron los hechos  en diversas instancias, por abuso de autoridad en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) contra Ríos Verdugo y “quien resulte responsable”; una queja en la PDH por “amenazas, intimidación y falsa acusación”, y otra en Sindicatura Municipal, donde se hace referencia a “golpes y tortura”.   “¡Pa’ que se te quite lo verguero!” El jueves 2 de enero, una patrulla tipo pick-up se detuvo abruptamente al lado del automóvil Ford Mustang modelo 2000 que conducía Ricardo Moisés, y que debido a una falla mecánica, estacionó en una calle de la colonia Guaycura. Eran aproximadamente las  once de la mañana. Los dos menores de edad iban acompañados de dos mayores, Rafael Hernández y Jorge Castañeda, de 23 y 20 años de edad. Su paradero se desconoce, “uno de ellos vino a despedirse asustado”, comentó el padre de los gemelos. “Están sordos o qué, cabrones… les estoy preguntando qué hacen aquí”, insistió el policía municipal, a lo que el joven contestó: “¿Qué pasa oficial… no puedo estar aquí?”. De su respuesta al agente, reflexiona: “No sé cómo me lo haya tomado”. Lo que el joven cuenta a este Semanario, es que el uniformado soltó de inmediato otra frase, más intimidatoria que la anterior: “A ti te andábamos buscando, y te vas a aguantar, cabrón”. Pronunciada la advertencia, “se bajó con su arma y cortó cartucho (arma larga), empezó a revisar el carro y yo estaba con él, a ellos los bajó del carro y los esposó, a ellos tres, y conmigo estaba revisando el carro. La primera vez  no encontró nada, luego me agarró, me empujó y me dijo: ‘A ver, vete para allá’. No sé qué le dijo al oficial en clave, me esposó y no me dejaron ver qué estaba haciendo en el carro”. La segunda revisión, que el conductor de 17 años ya no observó, terminó con el “hallazgo” de un revólver calibre .32, un arma de utilería, un puñado de tiros útiles y diversas tarjetas bancarias, según lo que se pudo conocer del parte policiaco, pero que los jóvenes contradicen, asegurando que les fue sembrado. El oficial sacó un bate de beisbol que se encontraba dentro del vehículo Mustang, se acercó a Jesús y le propinó un “batazo” en la parte interna de la rodilla izquierda, el segundo golpe en la pantorrilla de su hermano Ricardo, “pa’ que se te quite lo verguero, ‘y luego le pegó a él y le dijo: ‘para que quedes igual que tu carnal’”. A Jesús lo subieron a otra unidad tipo pick-up de cuatro puertas, donde apareció Hugo René Ríos Verdugo, único policía identificado por los presuntos agredidos y  denunciado ante la PGJE por abuso de autoridad (averiguación previa 198/12/211).  Conforme al testimonio que aquí se publica, Hugo Ríos golpea en la cara y las costillas al menor, una vez que es subido a la patrulla.   Una fotografía para “el jefe” “Cuando llegamos a la delegación, no llegamos propiamente a la delegación”, el vehículo paró en una de las calles aledañas, donde acostado en el asiento, “para que no me viera nadie”, Ricardo Moisés fue interrogado y amenazado. Minutos después, se acercó un “encapuchado”  y se dirigió verbalmente al adolescente, “me dijo: ‘Y tú qué pedo… ¿sabes a qué vengo, no?’ Pues supongo que a preguntarme algo, le dije”. El referido abordó la patrulla y cerró la puerta. Después, el de la cara cubierta le cuestiona sobre su ocupación: “¿De qué la haces o para quién trabajas?”, seguido de más preguntas que conformaron su “interrogatorio”. El joven de 17 años le aseguró estudiar la preparatoria en el CECYTE plantel La Presa, que en diciembre de 2013 dejó de trabajar en el swap meet Siglo XXI, por lo que pudo comprar el vehículo que conducía. “Después me empezó a decir: ‘Mira, ahorita te voy a chingar, pero si me pones un ‘jale’, yo te dejo ir y ya’. Le dije, ‘jale’, ¿de qué? Y me dijo: ‘No sé, un ‘jale’… donde vendan drogas, pistolas o algo así’´”. Después, le comentó que otro detenido lo señaló como delincuente, “me dijo: ‘Yo tengo gente arriba y les dije que me pusieran un ‘jale’, y te pusieron a ti… si quiero, ahorita voy con el que te puso y le pido una libra de ‘cristal’, o mota y armas, para sembrarte bien bonito’”. El siguiente acto, fue tomarle una foto, para mandársela “al jefe”. Su gemelo, Jesús Rogelio, contó: los obligaron a quitarse la ropa de la cintura para abajo, a él le pusieron el arma en el cuerpo, “me dijeron que me iba a pasar lo mismo que a mi hermano”.   La bolsita que hace milagros Ricardo Moisés entró a la subdelegación, donde ya estaba su hermano y los otros dos sujetos. Minutos más tarde, los sacaron en una patrulla usando sus camisetas para taparles el rostro. Llegaron a otro lugar que los entrevistados no pueden ubicar porque no se les permitió ver, solo recuerdan celdas. “En todo momento nos preguntaban nuestra edad y les decíamos que 17, y también en la licencia dice 17”. Los jóvenes llevaban consigo la cédula de identidad para menores y otras identificaciones de un equipo de futbol al que pertenecen. “En las celdas nos tomaron huellas, nos ficharon, nos tomaron fotos, y duramos ahí como cinco horas”, recuerda Jesús Rogelio. Dentro de lo que Ricardo Moisés identifica como un sótano, inició otro interrogatorio, ahora no eran amenazas,  antes de cada pregunta, el sujeto le advertía: “Agarra aire”. “Primero me preguntaban eso, y como no creían lo que les decía, me dijeron: ‘Mira, esta bolsita hace milagros, y si no nos dicen lo que queremos saber, ella nos va a hacer el paro’. Se siente bien feo… me decían que agarrara aire, pero de todos modos me apretaban para que lo sacara”, relata el joven. Una bolsa de plástico le fue colocada en la cabeza por lo menos cincos veces, hasta que el interrogado terminó por afirmar a todo lo que se le preguntaba.  “Que si íbamos a asaltar, a robar, a secuestrar, que si era mía la pistola… yo les dije que sí, todo eso me lo estaban preguntando desde el principio, pero yo no conocía esa pistola, ni las balas. Decía que no y me pegaban”.   La búsqueda de los padres Hasta ese momento, los padres de los gemelos no habían sido informados sobre la situación de sus hijos, pero la madre, María de Lourdes Castro, esperaba la llegada de su marido para informarle que no sabía nada de ellos. Eran aproximadamente las 6:30 de la tarde, ocho horas después que sus hijos habían salido a comprar la pintura del carro, y ya estaban de regreso en la subdelegación Insurgentes de la delegación Cerro Colorado, en calidad de detenidos. “Me empecé a angustiar, y en eso llega mi esposo como seis o seis 6:30 de la tarde, porque él sale de trabajar a las cinco de la tarde. Siempre que llega de trabajar revisa todo, si no están sus hijos en su cuarto”, narra Castro. Después de varios minutos de búsqueda, Rogelio Flores Córdoba -el padre- logró encontrar a los jóvenes en las instalaciones de la subdelegación. Entró y observó que los oficiales municipales empezaron a moverse, sacaron a los cuatro detenidos en las celdas -entre ellos sus hijos- y los subieron a una patrulla para trasladarlos a la PGR. “Le dije, oiga oficial, son mis hijos, y me respondieron como ´no, no, váyase a la verga, ya me los voy a llevar porque son unos pinches delincuentes’”.   Caso delicado: Sindicatura Municipal Bajo el expediente 13/2014, una investigación se inició en Sindicatura Municipal de Tijuana. En esta instancia solo declaró Ricardo Moisés, quien hace referencia a golpes y tortura. Cristian de Alba Hernández, jefe de instructores, confirma lo anterior en entrevista, y afirma que por tratarse de menores de edad, el caso cobra mayor relevancia, por lo que se pretende darle “la celeridad oportuna”. “Si existiera alguna culpa por parte de algún policía o servidor público que se haya excedido en sus facultades, vamos a proceder conforme a derecho, está delicada la situación, porque precisamente son menores de edad, estamos muy al pendiente de ese tema”, comentó. Según el funcionario, lo siguiente es enviar el expediente a la Dirección de Asuntos Internos, donde se integrarán pruebas y declaraciones, tanto de Hugo René Ríos Verdugo, policía identificado, como del agredido.   El parte de la Policía Municipal Según lo que ZETA supo del parte policial emitido por los involucrados en el arresto, lo decomisado se encontraba en los propios bolsillos de los presuntos delincuentes. A Rafael Hernández y Jorge Castañeda -mayores de edad- se les quitó un arma calibre .32 y otra de utilería, respectivamente, mientras que a Jesús Rogelio, se le encontraron balas en el bolsillo. Asimismo, se hizo referencia a que la detención sucedió a las cuatro de la tarde.   Amenazas, intimidación y falsa acusación: integración de PDH Sobre lo relatado, Isabel Herrera, directora de Quejas de la Procuraduría de los Derechos Humanos en Baja California, informó que el expediente del caso se abrió desde el lunes 6 de enero, cuatro días después de los hechos. “Ellos lo que alegan es que los policías sí los intimidaron, sí los molestaron, sí los amenazaron, y que les sombraron supuestamente un arma, y que a consecuencia de eso pues han pasado, han vivido esos abusos”. Sin embargo, en la visita de los jóvenes, personal de la PDH no observó lesiones físicas, por lo que el expediente 02/2014 -donde se encuentran las declaraciones de los quejosos-,  se formuló en relación a “amenazas, intimidación y falsa acusación”. Aseguró que en aproximadamente 15 días se tendrán más indicios del caso, una vez que se tengan todas las pruebas, declaraciones y copias certificadas de la denuncia que presentaron los jóvenes ante la PGJE. 

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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