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viernes, octubre 4, 2024
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El aborto: un puñal en el vientre de María

En su advocación de Guadalupe, la Virgen María se muestra como una joven doncella mexicana, está embarazada como lo indica el lazo negro que ajusta su cintura, los resplandores solares aumentan a la altura del vientre. Una Virgen y madre encinta que en su vientre anida al Dios Verdadero, viene a México con la intención de hacer su hogar y permanecer en él, llena de vida y amor para su pueblo elegido en América. Se queda en la bella e increíble tilma que de estar llena de rosas nos mostró la imagen de su entero cuerpo, dándonos el placer de verla embarazada y así se quedó; demostrando a toda mujer que va a ser madre, la alegría de encarnar y dar vida a su hijo. Cristo que primero fue niño, amado, cuidado y protegido por María su madre. Una triste noticia: desde el 24 de abril de 2007 en la Ciudad de México se aprobó por ley, la despenalización del aborto; esto hasta las doce semanas de embarazo. ¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad; que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! Isaías 5,20. Al escuchar una grabación de “Presencia Radio de Monte María” en el programa de Ricardo Cano de Tijuana, B.C. México y como invitado al Padre Juan Rivas, quien en su charla, relacionó atinadamente que la violencia que vive México, se desata con furia y horror a partir del año 2007, fecha que coincide exactamente con la despenalización y la libre práctica del aborto. De esta plática dada por Padre Juan Rivas, me inspiré para trasmitir lo que asimilé y creo. México siempre fue un país inclinado a la vida pacífica, pero a partir de 2007 todo cambió, descubriéndose una horrenda violencia que secuestra, mata y descuartiza a personas, cortando cabezas, brazos y piernas, metiéndolos en bolsas negras de basura para ser tirados o introducidos a contenedores llenos de ácido para desintegrarlos; igual como se hace con los bebés abortados, cortándoles primero su cabecita, después sus bracitos y piernitas, desechando el cuerpecito como basura en una bolsa o introduciendo ácido para que se desintegre el indefenso cuerpecito que antes tuvo vida. Paradójicamente, igual lo hacían los nativos de México por medio de la idolatría, con sacrificios humanos. La violencia y los abortos crecen en forma paralela; sin embargo dirán algunos cómo es que esto no pasa en otros países y también se practica el aborto; la diferencia es que en México la Virgen de Guadalupe se construyó su hogar. México es un país elegido por ella, protegido y amado, pero por decisión de muchos, se le dio la espalda, despreciando su protección y regresando a la idolatría, a los sacrificios de seres indefensos amados por ella. A la maldad se le han abierto las puertas, el remedio no está en responder con más violencia; es tiempo de rectificar y dar marcha atrás a esta práctica que nos traerá más desgracia; debemos luchar y convencer a los demás que el aborto ¡no lo soporta Dios! No se puede rezar para que se acabe la violencia, si no se considera como prioridad el implorar y luchar primero contra el aborto. Con la práctica del aborto, le estamos clavando un puñal a la Virgen de Guadalupe en su vientre. Recuerda, ella se presenta embarazada a los mexicanos. No desaprovechemos la oportunidad para lograr el triunfo del inmaculado corazón de María; luchemos para que la victoria venga por México, casa de la Virgen Morena; somos un pueblo elegido por ella. ¡Pueblo elegido por México; pueblo guadalupano; no regresemos al paganismo ni a la idolatría! No aprobemos leyes que atentan contra la vida y la moral cristiana. ¡Toda sociedad que se aleja de Dios camina a su auto destrucción! La gran ofensa nos obliga a un acto de reparación personal y nacional; volver a renovar nuestro compromiso bautismal, necesitamos ser purificados, exorcizados y reparar el agravio; la tremenda ofensa. Se ocupa una nueva consagración a Dios. Unidos seglares, sacerdotes y obispos en un acto de penitencia. Vio Dios lo que hacían, cómo se convirtieron de su mala conducta, y se arrepintió Dios del mal que había determinado hacerles, y no lo hizo. Jonás 3,2-10. Actualmente se ha perdido el don de la buena conciencia (no nos remuerde), pecamos y ni siquiera nos importa, se mata al inocente que anida en el vientre de la madre y no nos conmueve. Hoy en día tenemos demasiados distractores, demasiada tecnología, demasiado de todo, menos de Dios; además nos hemos olvidado de la amorosa compañía de nuestra Virgen María de Guadalupe; la rechazamos. ¡Dios está ofendido! Tenemos que resarcir del daño causado. ¡Suplicar el perdón por la práctica del aborto! El mal está suelto y nos está seduciendo para matar a nuestros propios hijos, nos está llevando a la degradación de las personas, a la violencia extrema y al desamor a Dios. ¡Cambiemos el rumbo! Renovemos nuestro bautismo y a viva voz renunciemos al mal. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es Él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia. 1 Juan 1,9. Tomado del libro “El nacimiento de mi conciencia”. Roberto Robinson S.   Roberto Robinson Soler Tijuana, B.C.

Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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