El carisma, sencillez y accesibilidad que mostró el elenco de la obra “12 Hombres en Pugna” la mañana del jueves 24 de octubre en la rueda de prensa a su llegada, se desvaneció rápidamente la tarde-noche de ese mismo día. El motivo era algo que ni ellos creían posible: la escenografía y vestuario simplemente no arribaron a tiempo para las funciones programadas a las 7:00 y 9:30 pm. Con media hora de retraso a la primera presentación, Héctor Suárez -notablemente enfurecido- fue el encargado de dar a conocer al público lo que sucedía, entre gritos y rechiflas de los asistentes y la presencia de todos los actores, además de Guillermo Caballero, representante de Show en Vivo. Finalmente se decidió posponer para el día viernes lo pactado para esa noche, se canceló la venta de boletos para evitar sobre cupo y la opción de reembolso quedó abierta para quien quisiera hacer uso de ella a partir de la mañana siguiente. Lo cierto es que ninguna de las medidas contrarrestó la espera de la gente, el mal manejo de lo sucedido, la inversión de tiempo y dinero en consumo de alimentos y bebidas que los asistentes a la primera función ya habían hecho, mientras esperaban que “12 Hombres en Pugna” comenzara. “Tuvimos un grave problema, la mudanza, el camión en el que venía toda la escenografía, todos nuestros vestuarios, el audio de la obra, etcétera, no pudo llegar. Se tuvo que detener en una aduana. Lo retuvieron ahí seis horas, no llegó a la primera función y no ha llegado aún. Esto nos preocupa mucho, nos entristece mucho. Estamos todos nosotros, el elenco de ‘12 Hombres de Pugna’ aquí con Ustedes en Tijuana, pero decidimos como compañía no presentar la obra en estas condiciones. Con estos muebles y este vestuario, que son las ropas con las que nos bajamos del avión”, externó para los presentes a la segunda función, el actor Juan Ignacio Aranda. En el templete lo acompañaron Felipe Macías, Luis Fernando Peña, Darío Ripoll, Óscar Ortiz de Pinedo, Miguel Pizarro, Roberto Blandón, Fernando Ciangherotti, Dario T. Pie, Pedro Sicard, Roberto Ballesteros y Gustavo Rojo. Solo Héctor Suárez decidió irse cuando se pactó el cambio de fecha. El hijo de Ignacio López Tarso, le prometió a la gente que el viernes 25 recibirían un producto de calidad, con todo su profesionalismo y trabajo artístico, tal y como lo han ofrecido en la Ciudad de México y otras plazas del país. Compensan mala organización Pese a lo que se podía anticipar, empalmar cuatro funciones en dos no resultó del todo caótico para los organizadores. Debido principalmente a que su venta general no fue buena. Solo la primera función del jueves 24 captó buen número de gente, pero no tanto para llenar los mil 500 lugares de El Foro. El resto de las tres funciones no tuvo ni destellos de despuntar en boletaje e, irónicamente, eso terminó por ser su salvación. Sin embargo, el reacomodo del público, y de nuevo una mala planeación, derivó en 45 minutos de retraso para el inicio de las funciones. Ambientada en Nueva York durante la época de los 50s, “12 Hombres en Pugna” pone a deliberar a los actores sobre un caso de asesinato, sin prever que los propios traumas de los personajes saldrán a flote a lo largo de sus dos horas de duración. Destaca el desempeño de un mandón Héctor Suarez, la pulcritud de Miguel Pizarro y Roberto Blandón como el único que da el beneficio de la duda al acusado. No obstante, Luis Fernando Peña es otro de los que saca a relucir su talento en las pocas pero frenéticas intervenciones que tiene. En el mismo tono de ironía que lo caracteriza fuera del entablado, Dario T. Pie se distingue por brincan en atención tan pronto habla. Quien tampoco puede pasar desapercibido es el propio Juan Ignacio Aranda, que no puede negar que el talento lo lleva en la sangre. Verlo actuar es notar la presencia de su progenitor en el escenario; habla y se mueve como él al grado de pensar que es su doble. Llena de humor, drama e incluso nostalgia por años pasados, “12 Hombres en Pugna” tiene como piezas centrales una docena de personalidades que irremediablemente encajan de una u otra forma con el público. Hace reír, reflexionar e identificarse. Avanza sin cansar y envuelve pronto. Su único punto en contra en las presentaciones en Tijuana fue el audio, factor que no fue aliado para el correcto desempeño de la historia, pero el profesionalismo de los actores superó cada uno de los tropiezos de una logística ambiciosa, que bien pudo salir adelante sin percances de haber programado solo un día de actividades en Tijuana.