La rectitud, garantía de vida eterna. 1.- Gobernantes de la Tierra, amen la justicia, tengan buena idea del Señor y búsquenlo con corazón sincero. 2.- Los que no le exigen pruebas pueden encontrarlo: Él se manifiesta a los que no desconfían de Él. 3.- Los pensamientos torcidos alejan de Dios su poder, cuando es puesto a prueba deja sin palabras a los insensatos. 4.- La sabiduría no entra en un alma perversa, ni vive en un cuerpo entregado al pecado. 5.- El santo espíritu, que es maestro de los hombres, nada tiene que ver con el engaño; se aparta de los pensamientos insensatos y se retira cuando está presente la injusticia. 6.- La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres, que no perdona al que injuria a Dios con sus palabras: Dios es testigo de lo más íntimo del hombre, es vigilante sincero de su corazón y escucha todo lo que dice. 7.- En efecto, el espíritu del Señor llena la Tierra, da consistencia al Universo y conoce lo que dice el hombre. 8.- Por eso, quien dice cosas malas no puede esconderse, ni podrá escapar del juicio y de la acusación de Dios. 9.- Los pensamientos del malo serán investigados, y, como prueba de sus malas acciones, llegará hasta el Señor el informe de lo que haya dicho. 10.- Dios lo escucha todo con oído atento: ni aun lo dicho en voz baja por el hombre se le escapa. 11.- Eviten, por tanto, las murmuraciones inútiles porque aun lo dicho en secreto trae sus consecuencias, y una boca mentirosa lleva al hombre a la muerte. 12.- No busquen la muerte con una vida extraviada, ni, por sus acciones, traigan sobre ustedes la perdición. 13.- Pues Dios no hizo la muerte ni se alegra destruyendo a los seres vivientes. 14.- Todo lo creó para que existiera: lo que el mundo produce es saludable, y en ello no hay veneno mortal: la muerte no reina en la Tierra. 15.- Porque la justicia es inmortal. José Luis Ramírez Tijuana, B.C.