Las instituciones financieras o bancos, casi todos corporativos transnacionales, ganan 16 veces más que el crecimiento general de la economía mexicana. De enero a septiembre el conjunto de bancos operó con utilidades de 75 mil millones de pesos, superior en un 16.4% al mismo periodo de 2012. Mientras la economía mexicana crecerá según Banco de México (A. Carstens) el 0.9%. Si viéramos la cifra, sin conexión con el contexto socioeconómico, como dato aislado de los mecanismo de lo que pasa en el estado de crisis general de la sociedad y la economía, diríamos despistados y ajenos a la realidad, que quizás serían duchos, que son empresarios eficientes, ejemplares, etc. La riqueza de los bancos –los tiburones de la economía– hay que recordarlo, es producto de la explotación del trabajo de los miles de trabajadores de las sucursales bancarias, con jornadas de10 horas o más de lunes a sábado y por un sueldo mezquino, ruin y miserable; diría sin el menor asomo de ofenderlos, sino de subrayar la rapacidad de los poquísimos dueños. Salarios que son nada, en contraste con las citadas y enormes masas de utilidades que reportan en la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, todos los bancos, quienes además lo presumen. Pero viene el golpe de los “cisnes negros” que denuncia el desarreglo o un sector contradictorio “de patas para arriba”. La cartera vencida, llegó a 97 mil 230 millones de pesos, superior en un 41% al registrado en septiembre del 2012. Solo en diciembre del 2003 la banca tenía una cartera vencida de 100 mil 793 millones de pesos. La deuda impagable de los cuentahabientes, crece a niveles históricos, es decir que muchas víctimas de estos negocios del agio y la usura dejan en la calle a quienes por el cierre o migración de empresas, la falta de inversión productiva, los sueldos de risa, el desempleo, subempleo o los ingresos decrecientes por la inflación. Resulta pues que no es la inteligencia, ni el talento, ni la productividad, eficacia, creatividad la causa de su poder económico y por ende influencia política para mantener y crecer privilegios. Nada de esto. Es el sello de las instituciones financieras buitres del m-u-n-d-o, donde México no es la excepción. La riqueza está concentrada en el negocio de la especulación financiera, en los mega privilegios y la corrupción que tienen y porque han presionado y orillado al sistema legal, mediático y político a defenderlo como auténticos mastines. Para ello usan a sus sumisos y sordos rufianes diputados y senadores de mayoría, son los siervos de los banqueros y crean sus herramientas y regulaciones para no pagar impuestos justos, para infames como son, ejercer la usura, no pagar intereses razonables a los pequeños ahorradores, o evadir contribuciones acorde a sus ganancias sin consecuencias, como un microempresario. Y expoliar a millones de incautos o quienes se quieren pasar de listos (que los hay y no son pocos). El abuso constante con las tarjetas de crédito, los créditos hipotecarios, los préstamos personales donde se paga cuatro veces el valor del préstamo con intereses leoninos, de hasta 45% en las tarjetas de crédito que desfalcan la economía del resto de las organizaciones productivas. Los mexicanos y muchos pueblos del mundo tenemos un grave problema de representación, se ha convertido en una crisis. Pero la ausencia de memoria y de herramientas de análisis, más la carencia de información y perspectiva de clase debilitada y desorganizada, ciegan para actuar. Las elecciones en las que se gasta cifras de 15 a 20 mil millones de pesos anuales (recursos del pueblo que detenta el IFE) sirven para un comino, porque quienes en su mayoría, usurpan a esos puestos no representan los intereses de los 49 millones que votaron. Los funcionares sirven a quien ahí los impuso, a los grupos de oligarcas, de empresarios o padrinos de la política que les pagan las campañas y compran como candidatos y luego de la farsa y simulación electoral, pasan a ser los “patrióticos” integrantes del congreso, del poder ejecutivo y de carambola el judicial, al mismo IFE que también para variar, los nombran esos intereses dictatoriales poderosos de arriba que se sirven con la cuchara grande y profundamente egoísta. La histórica y creciente concentración de la riqueza confirma este juicio. Pero encima de esta desvergüenza esos funcionarios, reciben cínicamente órdenes de los organismos internacionales –la voz de las multinacionales como Coca-Cola, Walmart, Citybank, Exxon, Texaco etc.– que nadie votó, nadie conoce y menos eligió, ni supo su proyecto de acciones de gobierno que retoma el PRIAN. Los políticos comprados, véanlos votar sus incrementos de salarios sin pudor, junto con los gravámenes al consumo básico, saben que van a obedecer a una élite. M.C. Héctor Ramón González Cuéllar es Académico del Instituto Tecnológico de Tijuana Correo electrónico: hrgcuellar@yahoo.com