La Paz, Baja California Sur. A solo dos calles del perpetuo malecón del “Puerto de Ilusión”, ocurrió la décima edición consecutiva del Encuentro Literario “Lunas de Octubre”, entre el 24 y 26 de octubre de 2013. Eran días exentos de ciclones tropicales. El calor era bastante disfrutable, no pasaba de los 30 grados Centígrados. Elementos del Ejército mexicano patrullaban las calles céntricas de la histórica ciudad. Siendo testigos el discreto viento coromuel y la diáfana ensenada paceña, el pétreo edificio colonial del Centro Cultural La Paz fungiría como sede de la décima edición de “Lunas de Octubre”. Desde el día 23 empezaban a llegar los más de 50 escritores tanto de la Península sudcaliforniana como de otras latitudes de la República. El suceso literario empezaba con una conferencia de prensa evocando los orígenes de las célebres “Lunas de Octubre”. Hace diez años En una conferencia de prensa celebrada el miércoles 23 de octubre para anunciar la primera década del suceso paceño, el poeta transpeninsular Edmundo Lizardi compartía una anécdota sobre la fundación del encuentro literario en La Paz: “Surge en Hermosillo, Sonora, en el Encuentro ‘Horas de Junio’, donde yo le reclamo a mi amigo Raúl Acevedo Savín por qué se le había ocurrido hacer un encuentro en Hermosillo en plena canícula, entonces él me dice: ‘No, pues haz tú uno allá en La Paz, con mejor clima’. Le digo: ‘No pues sí, vamos a hacerlo’; así surge esta iniciativa en el 2004”, evocaba Lizardi. Entre los escritores que creyeron en la propuesta y convocatoria del autor de “Azuvia” (FCE, 1988) para realizar un encuentro literario en La Paz, figuran Daniel Sada, Federico Campbell, Rosina Conde, Raúl Acevedo Savín, Francisco Luna, Armando Alanís, José Luis Martínez S., Alfonso García Cortez, Roberto Castillo y Juan José Rodríguez, por citar a algunos aventureros lunares. A lo largo de diez años han sido testigos de “Lunas de Octubre” escritores como Enrique Serna, Efraín Bartolomé, Jorge Ortega, Dulce Chiang, Claudia Luna, Claudia Berrueto, David Muñoz, Manuel Murrieta Saldívar, Leonardo Varela, Juan Melgar, Alicia Quiñones, José Vicente Anaya, Héctor de Mauléon, Armando González Torres, Christopher Amador, entre otros que involuntariamente escapan al breve pero ilustrativo recuento. “Lo consideramos un evento de gran relevancia para la vida cultural de Baja California Sur, porque permite establecer un diálogo con los escritores nacionales y sudcalifornianos, además de que permite al público de Baja California Sur acceder a parte de lo mejor de la literatura nacional”, exponía el escritor Sandino Gámez, justo el miércoles 23 de octubre durante la presentación del variopinto programa literario. “Lunas de Octubre”, que emergía desde una iniciativa ciudadana liderada por Edmundo Lizardi, goza de relevancia en La Paz, tanto que en su organización actualmente se involucran el Instituto Sudcaliforniano de Cultura (ISC) en coordinación con la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), Centro Cultural La Paz dependiente del ISC, y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA). Por parte del sector privado, apoyaron la décima edición del acontecimiento literario el tradicional Hotel Perla, bajo la gerencia de Laura Coronado, ubicado frente al límpido mar turquesa y el restaurant Stella, dirigido por Rogerio Ampudia. El evento paceño presumía sus primeros diez años de la mano de un equipo de trabajo -al que todos los escritores agradecían la generosa recepción-, integrado por el licenciado Fabián Barajas Sandoval, director general del ISC; Sandino Gámez Vázquez, coordinador de Fomento Editorial del ISC; Jorge Briseño Madrigal, enlace operativo del programa nacional Salas de Lectura; Rodolfo Contreras, operativo de Fomento Editorial; las diseñadoras Alejandra Barrera y Sol Zárate; y Paloma Vergara, responsable de Vinculación y Eventos Literarios de Fomento Editorial y coordinadora general de “Lunas de Octubre”. “Podemos apreciar que año con año el Encuentro Literario ‘Lunas de Octubre’ va en crecimiento, tanto en calidad como en la participación ciudadana”, reconocía Fabián Barajas Sandoval. El Décimo Encuentro Literario “Lunas de Octubre” tenía reservada una especial celebración de la palabra, en un contexto de placidez peninsular. Una celebración literaria Como ya es tradición, “Lunas de Octubre” se caracteriza por la pluralidad de actividades, desde presentaciones de revistas y novedades editoriales, lectura tanto de poesía como de narrativa, hasta conferencias magistrales, mesas de debate y análisis, y otros trueques literarios que no podían faltar en la décima versión. Imposible citar, una por una, todas las tertulias noctámbulas y actividades literarias del evento sudcaliforniano, no obstante se aferran a la memoria algunas presentaciones, como la conferencia inaugural “50 Años de Rayuela”, a cargo de Enrique Atonal; la cátedra sobre periodismo cultural del emblemático periodista, crítico literario y narrador Ignacio Trejo Fuentes; y la disertación magistral titulada “Guerrilla y Literatura”, en voz del mítico guerrillero y escritor Salvador Castañeda. Destacaba además la conferencia “El Quehacer Editorial en México”, a cargo del editor Martín Solares, que por cierto, presentaba al mismo tiempo la incipiente colección policíaca “La Puerta Negra” de Editorial Océano, cuyo primer título es precisamente “Policía de Ciudad Juárez”, de Miguel Ángel Chávez Díaz de León. El legendario periodista de El Diario de Ciudad Juárez, reconocido poeta y narrador, Miguel Ángel Chávez, leía “poemas serios y cursis” que los presentes celebraban a carcajadas y otros vítores. Entre los más de 50 escritores de todo el país que, por citar algunos, leían su obra figuran Edmundo Lizardi, Silvia Tomasa Rivera, Armando Alanís, Leonardo Varela, Juan Melgar, Ricardo Vigueras, Rosa María Peraza, Ana Rosshandler, Héctor Narro, Alejandro Campos y Aurora Varela Rodarte buscaba la otredad en su primer poemario titulado “Nina”; y no podían faltar los bajacalifornianos Octavio Hernández, José Manuel Di Bella, Alfonso García Cortez y Luis Gastélum. Durante “Lunas de Octubre” también serían presentados los ganadores de los Premios Literarios Estatales Ciudad de La Paz 2013, entre ellos José Ángel Riquer (Novela), Iván Gaxiola (Poesía), Octavio Escalante (Ensayo), Modesto Peralta (Cuento), Elisa Lieras Puls (Dramaturgia) y Jesús García Manríquez (Crónica). En “Lunas de Octubre” todos los escritores recibían de los organizadores una constancia de participación, además de una bolsa negra que tenía tatuada la “luna de octubre” y dentro había una ración de libros recién publicados a manera de muestrario indispensable de la literatura regional, donde destacaban títulos como “Nenitas”, de Sylvia Aguilar Zéleny, ganadora del Premio Regional de Cuento Ciudad de La Paz 2012; y “Vaticinios” de Cecilia Rojas, editado por el Fondo Regional para la Cultura y las Artes del Noroeste (FORCA, 2012). Algunos escritores también recibían obras que ejemplificaban el semillero literario del Noroeste editadas por diversas instituciones en coordinación con el ISC, como “Lilith”, de Mario Jaime; “Memorias de un Pescador en el Golfo de California”, de Guillermo Castro Miranda con ilustraciones de Juan “Chuy” Miranda; “Crónica de la Matanza Inédita. 1946-1952”, por James Eakin; “El Barcarola” de Eduardo Rojas Rebolledo con ilustraciones de E. Rojas Monedero y “Vidas con Huella” por Armida Torres de Caloca. Las novedades editoriales Entre el barullo literario, tres novedades editoriales acaparaban la atención. Primero, el poeta Miguel Ángel Chávez Díaz de León (Ciudad Juárez, 1962) presentaba su primera novela “Policía de Ciudad Juárez”, título que inaugura la colección policíaca de Editorial Océano conocida como “La Puerta Negra”. “Decidí dejar la poesía y dedicarme a la narrativa”, advertía el autor. Se trata de una impactante historia de amor entre dos policías de aquella vapuleada urbe fronteriza en los últimos años: “Sinceramente dejé descansar un poco el trabajo en la cuestión poética, porque al volver a escribir después de mi derrame cerebral, la poesía que me surgió no me gustaba, no se parecía mucho a la que yo estaba acostumbrado a escribir, una poesía erótica, juguetona, festiva; la nueva me resultó un poco mística, cursi, romanticona, entonces me dio miedo y dije ‘voy a parar, creo que mi voz poética ha cambiado’. Para tratar de asimilar esto dije, ‘mejor voy a dedicarme un poco a la narrativa, a la ficción’; aunque como periodista siempre manejé la crónica y el reportaje, se me hizo fácil la redacción, pero nunca había escrito ficción, entonces decidí incursionar en ese género de la narrativa”, expresaría a ZETA Miguel Ángel Chávez. Por su parte, Edmundo Lizardi reseñaba la primera novela de Miguel Ángel Chávez: “Miguel escribe como habla, sin que esto signifique una transcripción literal de la dimensión oral, sus sintaxis y ritmo. Es un lenguaje escrito depurado, una obra literaria donde se entremezclan los buenos oficios del periodista en el ejercicio de uno de los géneros mayores: la crónica, esa literatura de emergencia de la que hablaban los adelantados del nuevo periodismo gringo de los sesenta, matizada por la sensibilidad a flor de piel del poeta, caja de resonancia, pantalla iridiscente del acontecer esencial del mundo”. Otro de los títulos memorables harto comentados en “Lunas de Octubre” sería indiscutiblemente “Desterrados” (Era, Universidad Autónoma de Nuevo León, Universidad Autónoma de Sinaloa, 2013), donde Eduardo Antonio Parra propone 15 cuentos que cargan el telón del caos perenne en el país en los últimos años. El maestro del cuento mexicano contemporáneo aclaraba a través de este Semanario sobre “Desterrados”: “El título creo que hace un reflejo, digamos, de la sociedad mexicana en estos últimos quince años que empezó todo este asunto del caos de la violencia; no reflejo yo tanto la violencia, pero sí lo que le ocurre al hombre de la calle, al hombre común, al hombre que vive en la incertidumbre, que no sabe qué va a pasar”. El tercer título agasajado sería “Carta a los Romanos” (Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo y CONACULTA, 2013), del narrador Ignacio Trejo Fuentes. Trejo Fuentes cuenta con pericia narrativa historias de amor juveniles de las poco abordadas casas de huéspedes, sobre todo para estudiantes imberbes, cercanas a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e Instituto Politécnico Nacional (IPN). Su narrativa ágil y fresca invita a un recorrido en contextos defeños que transitan desde la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1968, hasta el fatídico 1985 en la Ciudad de México. Lunas “heroicas” Uno de los aciertos de “Lunas de Octubre” en su décima versión, sería definitivamente el público juvenil, sobre todo estudiantes de la Licenciatura en Lengua y Literatura de la Universidad Autónoma de Baja California Sur. Alrededor de 50 alumnos permanecían en el evento literario. Debe destacarse la concurrencia de estudiantes porque normalmente los eventos literarios del Noroeste son de escritores para escritores, sin público externo menos juvenil; pero el éxito de “Lunas de Octubre” afortunadamente rompería la vetusta regla. Y el encargado de clausurar el encuentro literario era el políglota Enrique Servín, quien al final de su erudita disertación sería vitoreado, aplaudido y festejado merecidamente hasta el cansancio. “Lunas de Octubre” tenía su inevitable desenlace en la noche en el Restaurant Stella, en el extremo norte del perenne malecón paceño, en plena playa del Mar de Cortés, a ritmo de cabaret poético con Maya Lima, Carmen Saavedra, Reyna Valenzuela y Miguel Reynoso. Al final de las jornadas literarias, algunos escritores reflexionaban sobre la décima edición de “Lunas de Octubre”: “El encuentro me gusta, me gusta la gente que viene, me gusta el esfuerzo que hacen aquí, me gusta el público que viene; creo que es el único lugar que veo que sigue habiendo eventos más o menos entrada la noche y la gente no se mueve”, refería a ZETA el narrador Eduardo Antonio Parra. “Yo vengo a ‘Lunas de Octubre’ desde 2011, y cada vez que vengo me sorprendo porque hay cada vez más afluencia, y se sigue consolidando como uno de los encuentros de acá del Norte más importantes del país, y que tiene mucha importancia porque reúne a una gran cantidad de autores de todo tipo, de todos colores y sabores, de todos los pesos; hay peso pluma, peso ligero y pesos completos”, aseguraba a través de este Semanario Miguel Ángel Chávez. “Es francamente heroico que cuatro personas hagan el trabajo de cinco veces más, Paloma Vergara, Edmundo Lizardi, Jorge Briseño y Sandino Gámez; creo que el esfuerzo que hacen es muy valioso, ojalá que este encuentro continúe, ojalá que el Instituto de Cultura apoye más a este encuentro para que siga creciendo, que cada año traigan más invitados y tenga una mayor repercusión entre los lectores”, concluía el editor Martín Solares. Así fue la memorable celebración de los primeros diez años de “Lunas de Octubre”.