A dos semanas de que ZETA publicara la nómina ciega de Carlos Bustamante, donde beneficia con compensaciones extraordinarias a 26 colaboradores, desde inspectores hasta secretarios, pasando por la síndico, con un gran total de 647 mil pesos mensuales –por lo menos en lo que va de 2013–, ni la página del Ayuntamiento de Tijuana ha sido actualizada para transparentar el uso de los recursos públicos, ni los Consejeros del Instituto de Transparencia y Acceso a la Información de Baja California, han hecho un llamado a la autoridad tijuanense para que publique la nómina real, es decir, incluida la compensación extraordinaria. Ni siquiera en el peor de los casos han actuado: el del síndico Yolanda Enríquez, quien siendo electa por el pueblo, oculta el sueldo que le fue asignado del erario; lo que sí se supo, a la publicación de la nómina ciega, es que su dieta mensual es de 35 mil pesos. Los datos que aparecen en la página del ayuntamiento corresponden al 1 de junio de 2013, cuando la ley de transparencia indica que la información pública debe ser actualizada cada tres meses. Pero ni así, aparece la percepción mensual de la síndica. El resto de los síndicos, sí hicieron públicos sus ingresos. Alfredo Ascolani Cuevas, de Mexicali, indica que gana 71 mil 225 pesos al mes y no tiene compensación a la vista, a diferencia de sus colaboradores que sí la cobran y es pública. Roberto Carlos Perales Sánchez, de Rosarito, aparece con 55 mil 430 pesos más un pago por servicio médico de 2 mil 233 pesos; Noé Basilio Montiel, Síndico Procurador de Tecate, tiene un sueldo publicado de 59 mil 115 pesos mensuales, y a pesar que en la página dice que no tiene compensaciones, en otros documentos queda asentado que recibe 7 mil 500 pesos a la semana para la renta de un vehículo, y 16 mil pesos al mes para “gestoría social”. Finalmente el de Ensenada, Carlos Fidel Escobar Hernández, aparece en la página de transparencia con un sueldo mensual de 60 mil 88 pesos. La pregunta es, ¿por qué la síndica de Tijuana no es transparente?