En la edición anterior, en este mismo espacio, se escribió que Victorino Prado, administrador de la delegación de La Mesa, había enviado una imagen impúdica de sus partes a una ex empleada que, a su vez, circuló por la base de correos electrónicos del ayuntamiento. Al día siguiente, el funcionario pidió hablar con el que escribe para explicar la situación. Resulta que don Victorino no es acosador sino acosado. Que todo fue una trampa y campaña negra en su contra. Que la misma mujer que el correo dice fue ofendida, tiene una versión a su favor. Que usaron su nombre y su dirección electrónica falsa para afectarlo. Y que lleva tiempo siendo víctima de una persona cercana a él, con quien el ministerio público está a punto de dar. El señor Prado –asegura– nunca envió fotos de sus intimidades y menos ha hostigado a nadie. Servido. Y supuestamente clonado.
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