Debido a su primitivo método para conquistar: el de fotografiar sus nobles partes y enviarlas a jóvenes mujeres, a Victorino Prado medio ayuntamiento ya le conoce algo más que la cara desfachatada de acosador. Quizá el administrador de la Delegación La Mesa no calculó que su desagradable gracia fuera reenviada por la base de datos del ayuntamiento de Tijuana vía correo electrónico luego de hostigar a una de sus empleadas. Es más hasta a los ojos pudorosos de Don Carlos Bustamante llegó la mentada cosa. Victoriano es el mismo quien hace meses supuestamente fue asaltado con el dinero de la caja fuerte de la delegación que despacha Manuel Trasviña. Ahora solo tendrá que lidiar con la vergüenza (si es que tiene) pues la víctima que lo denunció en el ministerio público por acoso sexual cree que lo mantendrán con el agrado de su jefe como empleado de confianza. Qué cosas, cositas.