C. Armida Saralegui: En relación a su escrito publicado en ZETA en su edición del 26 de julio al 1 de agosto de 2013, titulado “Asesinato de animales ¿Icono de Tijuana?”, respetuosamente, me permito poner en perspectiva dos cosas: Primera. El día que yo diré que la fiesta brava es cruel… Va a ser el día en que todos los rastros, ranchos, granjas y “fábricas” de carne de res, pollo y puerco, operen dentro de los estándares que protección animal establece; cuando muchos de estos animales vivan los 7 meses de su vida –los afortunados– en corrales más grandes que su cuerpo y no sobre redilas para recoger su excremento… Cuando los toros cebús y demás reses –los que nos comemos– no mueran colgados de las patas traseras perdiendo un litro de sangre cada hora hasta desangrarse “para que la carne esté tierna”, o cuando dejen de vender bolsas de piel y cuero aunque sean de vacas; cuando se prohíban la pesca y caza recreativas, aunque sea de especies súper pobladas –o en ocasiones en peligro de extinción–…. Cuando se dejen de usar abrigos de pieles; o mejor aún; se dice que el toro no elige salir al ruedo, en ese caso, los peces y aves encerrados su triste vida en recipientes y jaulas de tamaños ridículos, tampoco… Cuando dejemos de tener mascotas y animales en nuestras casas, solo para nuestro entretenimiento… Cuando no se maneje una doble moral; es decir, “mientras no se me dé cuenta cómo mataron al animal que me estoy comiendo, mi conciencia está tranquila”… …Le juro que ese día diré que la fiesta brava es cruel. Segunda. La tauromaquia es fuente de inspiración de actividades artísticas plenamente reconocidas, a saber; escultura, poesía, pintura, cine, literatura, etc. Pero lo más importante: es fuente de empleo para las actividades artísticas mencionadas, y naturalmente, para la tauromaquia misma. C. Armida Saralegui, permítame preguntarle; ¿quién le dará empleo a todas esas personas que en forma directa o indirecta viven de la tauromaquia? Muchas de esas personas son incluso de la tercera edad. Respeto sinceramente su opinión, aunque desde luego no la comparta. Atentamente, J. Luis González T. Tijuana, B.C. Correo: simbajlmajlh@prodigy.net.mx