Dicen que hace unos días y durante su visita al centro del país con el pretexto de una reunión oficial entre alcaldes, el todavía Presidente Municipal de Tijuana, Carlos Bustamante Anchondo, aprovechó el viaje para hacer cabildeo personal. No solo se vio con el dirigente nacional del PRI, César Camacho, también hizo antesala en dependencias federales. A Bustamante lo que le preocupa es su futuro. Sabedor de lo poco exitoso que ha sido en los negocios y de la pobre actuación que desempeñó como alcalde, anda en busca de un hueso federal. Pero no cualquiera, al de las Torres heredadas no le interesa delegación alguna o subsecretaria cualquiera, él le tira al Servicio Exterior Mexicano. En su círculo cercano lo vieron regresar contento a la ciudad luego que en México pidió y no le dijeron que no, el Consulado de México en Washington. No es cualquier cosa la atención a los connacionales en la capital norteamericana, pero Bustamante quiere ser cónsul para seguir viviendo del cargo público –más en términos de poder que en materia económica–. Confiado en que dos ex representantes del PRI, derrotados en la elección del 7 de julio en Baja California, fueron rescatados por el gobierno federal con un consulado, como son los casos de Efrén Leyva como Cónsul de México en Orlando en Estados Unidos, y Orlando Arvizu, Cónsul de México en San Juan, Puerto Rico, Carlos Bustamante quiere su despacho internacional y ser Cónsul de México en Washington. Nada pues.