Sin control policiaco ni criminal, adictos y vendedores de droga al menudeo continúan aterrorizando a los tijuanenses. Para ellos el secuestro volvió a ser negocio. De acuerdo a declaraciones de plagiarios recientemente detenidos, incluso organizan reuniones para invitar a sus amigos consumidores de droga a unirse a bandas dedicadas al secuestro. Los grupos se están dedicando lo mismo al secuestro de personas de bien o comerciantes -visitan los negocios como clientes para obtener la mayor información posible-, que al plagio de otros criminales. No solo atacan a sus competidores, también están “levantando” a conocidos y amigos delincuentes para solicitar rescate a las familias. Bajo este esquema de inseguridad, dueños de una cadena de abarrotes locales que iniciaron su negocio en las colonias viejas de Tijuana fueron victimados; ésta una familia de comerciantes con arraigo que en los años de mayor violencia en esta frontera, padeció el secuestro y posterior asesinato de uno de los jóvenes miembros del linaje.