De enero a junio, 60 elementos de la Policía Federal han sido detenidos por los delitos de extorsión y corrupción. Así lo expuso, el Comandante Miguel Ángel Zamarripa Méndez, encargado de la estación Tijuana, durante el desayuno que compartió con integrantes de la Agrupación Política de Baja California. Las denuncias fueron realizadas a través del teléfono de atención 088. A pesar de que al denunciante no se le permite guardar su anonimidad, se le promete, a cambio, la confidencialidad. En representación del Comandante Antonio Gutiérrez Lugo, coordinador de la Policía Federal en Baja California, quien se encontraba fuera de la ciudad, Zamarripa Méndez habló durante dos horas frente a más de 30 miembros de la asociación civil. Acompañado de Lizeth Franco, responsable de vinculación ciudadana de la agencia policial, promovió la “nueva imagen” de los agentes federales y los programas sociales que ofrecerán. Desde mariachi, compañía de teatro y sinfónica, hasta pláticas de prevención del delito en escuelas para formar “policías federales infantiles”. En la mesa también se encontraba Oswaldo Hernández López, encargado del protocolo de prevención de violencia fronteriza, quien expuso los resultados desde su llegada a la oficina en febrero de 2013. A decir de los agentes, el principal delito combatido por la Policía Federal es el secuestro a migrantes. Entre los resultados obtenidos, el oficial Hernández López enfatizó el rescate de 80 personas en su intento por cruzar la frontera, así como decomisos de heroína y marihuana en la zona montañosa de Tecate, y el ataque a seis células de secuestradores desde Otay hasta Tecate. La Policía Federal cuenta con alrededor de 250 elementos en todo el estado, y el miércoles 24 de julio, día del desayuno con el organismo civil, recibieron quejas desde corrupción, extorsión, abuso de poder, hasta recomendaciones para incluir a los universitarios rechazados entre sus filas, mayor vigilancia en las garitas y un mejor trato en aeropuertos. El Comandante Miguel Ángel Zamarripa Méndez llegó a Tijuana hace tres meses, procedente de Torreón, Coahuila, donde sus oficinas fueron balaceadas en cuatro ocasiones, pereciendo dos de sus compañeros. Inés García Ramos
Publicidad
