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viernes, enero 10, 2025
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Los viajes a la India de Margo Glantz

A través del asombro de Margo Glantz también es posible recorrer India, su cotidianidad narrada y descrita en “Coronada de Moscas” (Sexto Piso-UNAM, 2012). Se trata del título más reciente de la narradora, un libro autobiográfico de viajes que la autora compartió en la XXXI Feria del Libro de Tijuana, mismo que ha sido presentado en sucesos editoriales como la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), y que esta ciudad fronteriza tuvo la fortuna de contar con su presencia. Con una sonrisa eterna y un rostro amable, pero sobre todo con una jovialidad envidiable a sus 83 años cumplidos precisamente el 28 de enero de 2013, Margo Glantz aceptó compartir algunos pormenores con los lectores de ZETA sobre “Coronada de Moscas”, no sin antes evocar algunas andanzas por estas tierras fronterizas.   Glantz y Tijuana Transcurría 1976 cuando Margo Glantz compartía un taller literario de cuatro meses en La Jolla, aunque sus aventuras fronterizas desembocaban en Tijuana: “Me prestaban un coche que era de la Bell Company, yo era muy torpe, me iba a Los Ángeles, regresaba a San Diego y terminaba yo en Tijuana siempre, compraba bolillos y tortillas, les tenía yo nostalgia; es muy banal pero lo recuerdo así”. Glantz recuerda que su relación con Tijuana está asociada sobre todo a peripecias juveniles sucedidas incluso antes de su participación académica en San Diego: “Había venido antes, pero eran esos viajes de jóvenes, que recuerda uno muy borrosamente  y que están confundidos con las noticias que uno tiene de Tijuana, las películas gringas contra Tijuana, todos los estereotipos de Tijuana”. La célebre narradora evoca que, incluso, vuelve a Tijuana en 1995 invitada por su ex pupilo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Rogelio Arenas, para compartir una conferencia sobre el tercer centenario de la muerte de Sor Juana. “Luego debí haber vuelto otra vez, no recuerdo muy bien”, confiesa. Advierte que ya no se la pasa tan genial como décadas anteriores: “Me acuerdo mucho de Tijuana porque Monsiváis venía mucho, luego han venido varios amigos que siempre la han pasado estupendamente bien, como Myriam Moscona o Mario Bellatin, que me decía: ‘la vas a pasar genial’; pero no me da tiempo porque estoy entre la Feria y la gente que me lee, afortunadamente, conversando con ellos, sobre todo con señoras que trabajan, que tienen clubes de lectura”. Reconoce que Tijuana lleva tatuados sus estereotipos: “Siento que estoy cargada de estereotipos (sobre Tijuana), que me hubiera gustado poder visitar más, conocer círculos intelectuales. Toda la gente que me habla de Tijuana me dice que es padrísimo, que hay una vida bellísima; tuve la suerte de oír a Luis Humberto Crosthwaite, que me pareció muy conmovedor, muy interesante”. Al tiempo que cita a Crosthwaite, reconoce también a la llamada literatura del Norte: “Me gusta mucho la gente que escribe novela en el Norte, en este grupo al que llaman la literatura de la frontera, la literatura del norte; tengo una amiga muy querida, Diana Palaversich, que viene constantemente porque trabaja la literatura del Norte”.   La cotidianidad hindú La escritora comparte la India no gubernamental, ni la de los círculos académicos ni intelectuales, mucho menos los recorridos turísticos oficiales, tampoco la ostentosa arquitectura sino lo que ocurre en torno a ella, la cotidianidad entre humanos y otros animales, sus olores, excresencias, ruidos, texturas, el vaivén de la multitud y hasta un hospital de pájaros jainita. La India que Margo Glantz comparte en “Coronada de Moscas (con fotografías de Alina López Cámara) es producto de tres viajes: El primero sucedido de septiembre de 2004 a enero de 2005; el segundo en septiembre de 2008 y la tercera ocasión en febrero de 2010. —Antes que los viajes, ¿cómo fueron sus primeros acercamientos hacia India, los literarios o históricos? “Siempre la India fue como una figura mítica para mí; siempre quise conocer, al grado de que cuando mi viaje se concretó después de varios intentos fallidos, me daba envidia de mí misma porque iba por fin a conocer la India”. —Evidentemente, abunda la investigación en “Coronada de Moscas”, sobre todo tomando en cuenta las citas a escritores como a Octavio Paz… “Sí, hubo mucha investigación; muchas veces me equivoco, es un libro donde no pretendo ser académica; son viajes de turismo y viajes de invitaciones por instituciones de la India, pero son viajes muy cortos en que uno puede caer en lugares comunes y en precipitaciones porque son impresiones pasajeras, fugitivas de un viaje corto. “Muchas de las cosas están como contrastadas con textos de gente que ha estudiado a la India, que ha vivido en la India, o de otros factores que aunque no hayan vivido en la India me recuerdan cosas de la India, como Harris, que escribió textos antropológicos sobre la India, están cosas de Narayan de principios del siglo XX que escribía en inglés, de muchos otros escritores indios que escribieron en inglés; tengo también cosas de Pasolini, que visitó la India, de Moravia, que visitó la India, todo eso como que le da un contrapeso a mi propia opinión”. — ¿Qué significa para Glantz conocer la India? “Conocer la India significa algo muy contradictorio, porque es un país fascinante pero al mismo tiempo terrorífico; entonces, la primera impresión, la mía por ejemplo, es terrorífica, sobre todo porque yo no iba con ese deseo con que va mucha gente a la India de encontrarse en lo místico; es decir, la gente que va a los Sha Jahan, que practica las religiones hinduistas, no es mi caso, ésas no son las cosas que me interesaban de la India. “Me interesaba como país, que en algún nivel podía parecerse a México, pero que no se parece en definitiva; es un país donde todas las cosas están en un nivel verdaderamente exacerbado, en donde lo bello y lo terrible se tocan continuamente, tanto que uno pierde el aliento porque está uno a punto de quererse ir porque ya no soporta más la enfermedad, la intemperie, la invalidez, la basura, los olores, las parias, todo eso que es muy impresionante a primera vista. “Y luego, hay cosas que son inmediatamente bellísimas: la gente misma, los monumentos, esos enormes jardines que contrastan con los basurales de los bazares, la interminable hilera de pájaros que recorre los cielos y que se posa en las cúpulas de los grandes monumentos como por ejemplo, el Humayún en Delhi, o los que hay en Taj Mahal. “Un poco me chocó el Taj Mahal porque es ya casi como otro estereotipo que hay que visitar y que admirar porque es una maravilla, etcétera, cosa que es cierto, es una maravilla, pero me gustaban mejor otras cosas, por ejemplo un gran templo jainita que se llama Ranakpur en el Rajastán, me impresionó muchísimo, un bazar, o ver caminar a los niños indios en unos camioncitos pequeñitititos regresando de la escuela vestidos con uniformes a la inglesa, en colores gris seco, verde seco, se confunden con el color de su piel, pero al mismo tiempo son tan luminosos sus dientes y ojos tan hermosos que se emociona uno”. <strong>—En “Coronada de Moscas” son evidentes los recursos literarios, ¿qué otro elemento escritural toma en cuenta en un libro de viajes? “Hay obviamente un trabajo de edición en donde cuido el lenguaje, es muy importante, pero también hay una cosa de espontaneidad que quise dejarle, porque cuando uno escribe en el periódico hay más espontaneidad, a pesar de que también hay un trabajo literario; muchos de los textos provienen de diarios, son idénticos a los que yo escribí en el diario, las impresiones de mis diarios, porque yo no tomo fotografías, escribo diarios cuando viajo”. — ¿Cómo es el proceso de edición de un libro de viajes? “Hubo un proceso de edición porque primero, como me sucede en muchas ocasiones, es un libro que hago por entregas porque lo publico en La Jornada, cada quince días, y muchos de los textos aparecieron en La Jornada primero; pero es necesario reestructurar el material que uno publica por entregas porque tiene otro sentido, otra dimensión, otra densidad, para poder crear un texto homogéneo que pudiera ser legible “Ordenar los fragmentos, creo, eso fue lo que más trabajo me costó, cortar las partes que me parecían inútiles, eliminar repeticiones, que había muchísimas, para que quedara un trabajo coherente”. “El trabajo de edición es un trabajo muy elaborado, a veces arduo, las primeras versiones eran muy malas, es más, entregué una versión que no me convenció en absoluto, lo di a leer a varios amigos, incluyendo mis hijas que estuvieron conmigo en la India; mi hija mayor, la que hizo las fotografías, me dijo: ‘está como desordenado’. “Yo no quería hacerlo cronológico, y no es cronológico, pero darle un orden más ordenado, por si se puede decir así; me hizo volver al principio, retomar el texto, quitarlo de la imprenta, rehacerlo y empezar por el principio, que es como empieza, con el primer viaje. Eso ayudó a equilibrar un poco más el material. “Ahora, por qué decidí quitar cosas y por qué puse más, muchas porque me parecían que eran inútiles, porque había repeticiones, porque había incoherencias, y muchas porque inconscientemente me parecía que el texto iba quedando mejor. “Yo leo mucho mis textos, hago muchas versiones, después de siete versiones en la computadora que voy borrando imprimo, cuando creo que una versión es más o menos legible la imprimo, la leo, la corrijo en papel, la vuelvo a pasar en limpio, cambia muchísimo, puedo hacer varias versiones, hago muchas; este libro tiene como 15 versiones impresas y muchísimas versiones empezando por las del periódico; entonces, es un trabajo arduo, un trabajo largo, un trabajo de recorte y pegar como todos los escritores, y muchas cosas son inconscientes”. — ¿Cómo descubrió el título “Coronada de Moscas”? Un verso de Blanca Varela que, por cierto, reproduce al principio de su libro… “En mi segundo viaje, estaba yo en casa de una amiga peruana que tenía un libro de una gran escritora peruana que murió hace unos años, Blanca Varela, un libro que yo tenía en México y que lo tomé del estante de ella, y había este poema donde el final dice: ‘A mi lado coronada de moscas pasó la vida’. Ella lo escribió luego de la muerte de un hijo, cosa terrible, y ya en edad avanzada, como la que tengo yo; entonces, es un poco la idea de que la vida se está acabando y que no le da a uno tanto terror la muerte como darse cuenta que la vida tiene poco futuro”. — ¿Por qué decidió un libro de viajes y no una novela? “Mire, no creo en los géneros, me parece que ya la literatura contemporánea ha abolido los géneros”. —A diferencia de los géneros tradicionales, entre ellos la novela, ¿por qué le ha interesado la escritura fragmentaria, desde “Las mil y una calorías”, “Saña”, hasta, por supuesto, “Coronada de Moscas”? “Todo ese tipo de cosas permiten una textualidad que no puede escribirse dentro de un género, y éste (“Coronada de Moscas”) es un género híbrido, es un libro de viajes, una autobiografía”. — ¿Sus lecturas actuales también tienen que ver también con la escritura fragmentaria? “Sí, últimamente he estado muy fascinada leyendo a dos autores que me parecen extraordinarios, norteamericanos o estadounidenses: Lila Davis, que acaba de ganar el premio Man Booker Price, y David Markson, que acaba de morir hace tres años; Markson escribe un libro que se llama ‘Esta no es una novela’ (This is not a Novel), tiene como cuatro libros donde todo es pequeños fragmentos que aparentemente no tienen ningún sentido separados, pero que acaban conformando una textualidad muy interesante, pero que no tienen nada que ver con las textualidades tradicionales, y sin embargo creo que sí es una novela”. — ¿Prepara algún otro libro de viajes? “Tengo el viaje como autobiografía, un libro que no acabo de escribir porque me cuesta mucho trabajo organizarlo, que son 50 años de viajes a muy diversos países, del que formaba parte el libro de la India (“Coronada de Moscas”); y luego me di cuenta que el libro de la India tenía una homogeneidad que exigía un solo texto. “Lo he dejado mucho porque soy muy procastinadora, lo he dejado mucho, estoy escribiendo otra cosa, y me voy difuminando. Espero que tenga yo tiempo de escribir ese libro sobre viajes; y va a ser un libro de crónica, quizá lo que tiene de ilación es que es una crónica de lo que yo he hecho, es decir autobiográfico, es una crónica de viajes porque en mi biografía el viaje ocupa un lugar muy importante”. —Finalmente, ¿de qué trata el libro en proceso que no es de viajes? “Estoy terminando una novela que empecé hace 10 años que creo que está empezando a quedar bien, sería como la trilogía de Nora García, que ya publiqué hace rato, ‘Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador” (Anagrama, 2005); tengo ya muy avanzado ese libro. Estoy escribiendo el guion para una novela gráfica sobre Sor Juana, pierdo el tiempo entre una y otra y no acabo de terminar bien ninguna, así que me tengo que poner a trabajar”.   Argentina en la FIL 2014 El Comité Organizador de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) dio a conocer el miércoles 10 de julio que en 2014 el País Invitado de Honor será Argentina, luego de que también en 1997 fuera invitada. “Vivimos una época de cambios y, sin lugar a dudas, la próxima visita de Argentina a la FIL Guadalajara será una magnífica oportunidad para consolidar los vínculos culturales, políticos y económicos entre nuestros países. La ocasión servirá, además, para difundir las múltiples manifestaciones de la diversidad de este país en un programa que, estamos seguros, contará con sus mejores escritores, intelectuales, profesionales y artistas”, expresó Raúl Padilla López, presidente de la FIL Guadalajara. La FIL informó que el convenio fue signado precisamente el miércoles 10 de julio en Buenos Aires, Argentina entre Héctor Timerman, canciller argentino, y Raúl Padilla López, presidente de la FIL de Guadalajara. El Comité Organizador de la FIL informó que a la firma del convenio asistieron María Kodama, viuda de Jorge Luis Borges, las escritoras Claudia Piñeiro, Tununa Mercado, Luisa Valenzuela, Fernanda García Lao, Hernán Roncino y Fabián Casas. “Argentina es para los mexicanos una tierra mítica y legendaria, pero al mismo tiempo muy cercana, a la que nos unen muchos afectos. En no pocas ocasiones, estos vínculos se han reforzado de manera consistente. Me refiero, en concreto, a momentos históricos como aquel en el que México abrió sus puertas, en un abrazo fraternal, a la emigración argentina, y con ese gesto el país se vio fortalecido por la presencia de un capital humano, intelectual y académico invaluable”, expuso Marisol Schulz Manaut, directora general de la FIL. Por su parte, Magdalena M. Faillace, directora de Asuntos Culturales de la Cancillería de Argentina, adelantó que 2014 estará dedicado obviamente a Julio Cortázar, y la FIL albergará una gran exposición al respecto. Apenas el 3 de julio el Comité Organizador de la FIL daba a conocer en México junto a autoridades de Israel, el programa general de ese país durante la 27 FIL de Guadalajara. Entre los escritores que confirmaron su participación en la edición de este año de la FIL figuran David Grossman, Aarón Appelfeld, A.B. Yehoshua, “los novelistas israelís de referencia”. Además, Zeruya Shalev, Etgar Keret, Shira Gefen, Meir Shalev, Boris Zaidman, Galia Oz, Daniel Oz, Eshkol Nevo, Ishay Sarid, Ioram Melcer, Tal Nitzan, Gila Almagor, Saed Kashua, Benny Barabash, Savion Liebrecht y Joshua Sobol, entre otros. 

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Autor(a)

Redacción Zeta
Redacción Zeta
Redacción de www.zetatijuana.com
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